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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

Por tres causas han entregado muchas mujeres su virginidad. Esas tres causas se expresan con palabras que empiezan en in -y terminan en encia. Son: inocencia, insolvencia e insistencia... Casó Pirulina, muchacha pizpireta, con don Blandino, señor de edad madura. La noche de las bodas le dijo ella: "Blandino: ante el altar me casé contigo para toda la vida. ¡Pero, caramba, debes mostrar alguna!"... Afrodisio Pitongo, galán concupiscente, le propuso a una linda chica: "Susiflor: te invito a ventilar nuestras diferencias". "No entiendo -se desconcierta ella-. Jamás hemos tenido ninguna diferencia". Aclara el salaz Pitongo: "Te estoy invitando a que ingresemos en un club nudista"... Babalucas consiguió empleo de agente de tránsito. En su primer día de trabajo detuvo a un automovilista que se pasó un alto y le pidió que le mostrara su licencia de manejar. El tipo no la traía. Para salir del trance sacó un billete de 50 pesos y se lo puso en la mano a Babalucas. Lo mira el tonto roque, se lo devuelve al conductor y le dice con severidad: "Está bien, Morelos. La próxima vez ten más cuidado"... Le dijo aquel tipo a su esposa: "Eres una pésima cocinera, y no sabes hacer el amor''. Por la tarde el sujeto regresó a su casa. En la mesa vio restos de comida para dos. Intrigado subió a la alcoba, y encontró a su esposa entrepiernada con un desconocido. Le preguntó, furioso: "¿Qué significa esto, Burcelaga?''. Responde ella muy orgullosa: "El señor no piensa igual que tú"... Un par de días antes de la Navidad el USS Oak Hill, navío de guerra norteamericano que había pasado dos meses y medio en el mar, atracó en Virginia Beach. En el muelle una linda chica le dio la bienvenida a su pareja y la besó apasionadamente. Ese beso fue aplaudido con entusiasmo por los marinos del barco. Y es que era un beso muy especial: la enamorada pareja estaba formada por dos mujeres, una de ellas suboficial de la Marina. Aquel fue un beso histórico, el primer beso en público de un miembro de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos a una persona de su mismo sexo. Antes los homosexuales y lesbianas debían ocultar su identidad si querían servir a su país como soldados o marinos. Regía la política de "No digas; no preguntes". Obama se opuso a dicha práctica, y con apoyo de senadores demócratas y republicanos consiguió la revocación de esa política discriminatoria. En septiembre pasado el Pentágono suspendió su práctica de expulsar personas de las filas por causa de su preferencia sexual, medida por la cual cerca de 15 mil personas fueron dadas de baja, muchas en circunstancias vergonzosas. El beso en el muelle de Virginia Beach, entonces, tiene importancia histórica, y señala un hito en la lucha por el respeto a la diversidad sexual. Poco a poco las instituciones que aún miran con hostilidad a las personas homosexuales, y las hacen objeto de discriminación y de condena, irán modificando su actitud, que no sólo es injusta, sino también irracional. Yo pienso que hay una especie de evolución espiritual por la cual el hombre -quiero decir la especie humana- va avanzando, y haciéndose mejor. Lo sucedido en aquel muelle es evidencia de tal evolución. Al peluquero le llamó la atención ver que su cliente, un hombre de edad madura al que nunca había visto en su establecimiento, tomaba un ejemplar de la revista Playboy para leer mientras él le cortaba el pelo. Más aún le incomodó advertir que el hombre ni siquiera respondía a sus intentos de entablar conversación, ocupado como estaba en contemplar con morosa delectación las figuras femeninas que venían en las páginas de la revista. Se volvió el peluquero a tomar un peine, y cuando regresó junto a su cliente se percató indignado de que éste había metido las manos bajo la sábana y con ellas estaba haciendo movimientos sospechosos. Ya no se pudo contener el fígaro. Cogió la tabla en que sentaba a los niños y con toda su fuerza la descargó en el lugar en donde el sujeto tenía las manos. "¡Grosero! -le dijo furibundo-. ¡A mi peluquería no viene usted a hacer esas cosas!''. "¡Ay, maistro! -se quejó el hombre con doliente voz-. ¡Ya me quebró usted los lentes que estaba limpiando!". Don Cornulio le reclamó a su mujer: "Mis amigos me dicen que me estás engañando con un radioaficionado". Responde ella: "Negativo. Cambio y fuera"... FIN

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