Como sucede con frecuencia, uno se sienta frente a la computadora sin saber a ciencia cierta de qué va a escribir.
Puede haber diversos temas al alcance, pero algunos ya están muy trillados y otros son de una complejidad tal, que tienen más picos que una Custodia.
Bordar sobre el pleito con los franceses me da flojera, porque el capricho de su presidente es sólo eso, un capricho para aumentar su popularidad que anda por los suelos.
Ni siquiera me siento con ánimos de írmele al cuello a los franceses, porque es un pueblo que aprendí a querer desde antes de conocerlo; y admiro su historia, su arte, su cocina y todo cuanto configura su cultura.
Pero además, es obvio que lo único que pretende el presidente es llevarse a la Cassez para disminuirle la pena allá. Pero si un mexicano hubiera sido sentenciado en Francia por delito similar, no nos lo entregarían para que cumpliera su condena en nuestro país.
Hace bien el gobierno mexicano en no prestarse a que se cometa un fraude a la ley y sea burlada la sentencia de los tribunales mexicanos. Si está sentenciada a sesenta años que los purgue aquí y san se acabó.
Que los maestros de Oaxaca volvieron a las andadas no obstante el nuevo gobierno, tampoco es novedad, como no lo es la brutalidad con la que actúan y la única forma de apaciguarlos es demostrándoles que existe un orden jurídico al que todos nos tenemos que someter.
Algunos amigos que andaban paseando por allá, tuvieron que salir precipitadamente y en camión, para ponerse a salvo de cualquier tropelía, porque estaban hospedados en el mero centro de la refriega.
Total que el mundo sigue revuelto y cada vez son más los pueblos que se levantan contra los tiranos. De Egipto el conflicto ha pasado a Libia y de ahí sabrá Dios a dónde, pero la gente no se queda tranquila y con razón, cuando están frente a una dictadura prolongada y perniciosa.
Para donde volteemos hay convulsiones, muerte y destrucción, quizá porque se termina un ciclo de 26,000 años en el calendario Maya y la frecuencia vibratoria del mundo va a cambiar y para bien. Porque todo parto es doloroso.
Por eso yo prefiero ahora refugiarme en la lectura y la academia y acudí con gusto a un panel sobre el Constitucionalismo en Coahuila, en la Facultad de Jurisprudencia.
La preparación de esta intervención me llevó a revisar las constituciones que ha tenido nuestro estado y en una de ellas, en la de 1857, me encontré con la razón normativa por la cual muchos alcaldes, sobre todo de municipios pequeños, se sienten los todopoderosos de los mismos, aunque ahora ya no lo sean.
En esa constitución existía un artículo, el 102, que textualmente decía: "Los alcaldes constitucionales de los pueblos tendrán facultades correccionales, conciliatorias y también judiciales que les acuerden o les acordaren las leyes".
Por eso los alcaldes de aquella época se metían en la vida del pueblo y arreglaban matrimonios y decían quién debería pagar una deuda o quién no.
Fue entonces que me vino a la mente una anécdota que escuché hace años y según me dijeron sucedió en uno de esos pueblos del centro de Coahuila.
Cuentan que un día: "llegó a la alcaldía una pareja a quejarse con el alcalde de que un vecino de ese poblado, le echaba los perros a la señora cuando salía a barrer por la mañana y que exigía, el marido, que el alcalde le aplicara un correctivo.
Al alcalde mandó llamar al acosador y delante de la pareja lo cuestionó sobre su proceder, pero el presunto responsable negaba los hechos, aunque cuando éste volteaba a ver a la señora ella bajaba la vista o lo veía de reojo con coquetería.
En un momento dado el alcalde pidió a la pareja quedarse a solas con el acosador. Y ya solos le dijo al sujeto: "De seguro la andas cortejando, ¿verdad?". Y el sujeto se mantenía en su dicho de negar los hechos.
"Bueno, --le dijo el alcalde-Ahorita vas a salir y a todos les vas a decir que te amonesté muy fuerte y que te impuse una multa de 500 pesos. Pero sabes qué, nomás te digo una cosa: Terquéale, terquéale, porque esa vieja jala".
Así se las gastaban los alcaldes de antaño.
Por lo demás: "Hasta que nos volvamos a encontrar que Dios te guarde en la palma de Su mano".