HOLA, HOLA... Los invito a contemplar los hermosos amaneceres y atardeceres... Y qué tal el plenilunio del lunes, fuera de serie.
N Mi más sentido pésame a la familia Villarreal Gómez en especial a mi querido amigo Jesús Raúl 'Chamuco' Villarreal González y a sus hijos Chuy y Beba; Botis y Sandra; Fredy y Valeria, por la pérdida irreparable en días pasados de su esposa y madre, la estimada e inolvidable Licha... Ella supo entregar su cariño y amor a su familia y amistades, la distinguió su trato amable y preocupada por su entorno en diferentes rubros, el humanístico, el social, con los que menos tienen y el ecológico, el haberla tratado nos deja un grato recuerdo, su risa franca, su mirada brillante y el comentario sensato de acuerdo a las circunstancias, se esmeró en crear su mejor obra: Sus hijos y su gran alegría los nietos; fue una esposa y compañera ejemplar, siempre pendiente de brindarle todo su apoyo y el consejo que en su momento le requiriera, ella y Jesús Raúl participaron en innumerables patronatos para beneficio y apoyo a la comunidad, desarrollaron un gusto por el arte pictórico y la buena música que compartían... Realizó excelente labor social en el ámbito rural apoyando e instruyendo a mujeres campesinas y fomentando la caja de ahorro... Su petición a doña Olga de Juambelz de incluir en la sección Editorial a mujeres laguneras de valía, fue escuchada y se le pidió que bajo su buen criterio organizara el grupo Las Laguneras Opinan que ha venido a enriquecer nuestra Casa Editora, y así podemos seguir enumerando las múltiples participaciones que la distinguieron. Su misa de cuerpo presente se vio muy concurrida y acompañándole su último adiós, el padre Enrique Ponce de León que fuera su gran amigo y consejero nos hizo partícipe de su deseo, tener paz, así como ella la había encontrado. Su recuerdo estará siempre en nosotros.
N El pasado día 13, Nuri Farrús de Murra le cortó una hoja más al calendario, tuvo la dicha de ser felicitada a primera hora por su esposo Eduardo Murra Marcos, sus hijos Eduardo y Alfredo en compañía de sus cónyuges Anabel y Anabela, su hija Nuri y sus nietos... Que todos a una entonaron Las Mañanitas. Vaya desde aquí un afectuoso saludo y los mejores deseos por hoy y siempre.
N Amables lectores, queremos hacerles una atenta invitación para que participen y festejen con nosotros el próximo 28 de febrero, nada más y nada menos que 90 años, si usted tiene una historia en El Siglo de Torreón... Entre en nuestra Hemeroteca Digital, recupere aquella fotografía y participe en la edición del libro. La Laguna la Hacemos Todos.
N Imelda Ortiz de Widen festejó su cumpleaños el pasado día 13, a muy temprana hora recibió felicitaciones de su esposo Ben Widen con espléndido arreglo floral que incluía un regalo sorpresa y las llamadas de sus hijos: Carlos y Nadia, sus nietos Emely y Alexandro ellos lo hicieron desde Estocolmo, Suecia lugar donde radican y Érika y su nieto Charbel le llamaron de Qatar, pues ellos tienen fijada su residencia en aquel emirato árabe. Más tarde siguió recibiendo múltiples felicitaciones de amistades y familiares.
N El día de hoy Casa Íñigo llevará a cabo el taller de Risoterapia impartido por José Francisco Sánchez Pérez, el cual será para juvenil de 10:00 a 13:30 hrs., general de 16:00 a 19:30 hrs., la cooperación es de $100.00 pesos y para estudiantes $50.00 pesos. Si está interesado puede comunicarse a los teléfonos 712-87-12, 716-44-00 o 716-41-60 para más información.
Agradezco sus comentarios a yromo@elsiglodetorreon.com.mx.
¿Sabía usted que...?
El 15 de agosto de 1887 en el rancho de Eureka, cerca de Villa Lerdo en el Estado de Durango, nació Jesús Castro Rivera, hijo mayor del entonces agricultor José Francisco Castro y María de Jesús Rivera, quien con el tiempo llegaría a ser una de las figuras militares más importante que el Estado aportara a la revolución... La vida de Jesús Agustín Castro, transcurrió como la de cualquier otro joven obrero, durante la llamada paz porfiriana, con arduas jornadas de trabajo, que se prolongaban desde el amanecer hasta prácticamente la caída del astro rey, percibiendo un pago poco remunerador, que apenas sí bastaba para resolver sus necesidades. Así, con su propia piel experimentó, con su trabajo en el molino de Tecolotes, la injusticia que se vivía y el precio que se había de pagar por la anhelada paz y progreso de que tanta gala se hacía. Pronto dejó el trabajo del molino y en empleos sucesivos comprobó que el estado de injusticia y opresión para los trabajadores era similar en todas partes, el trato abusivo sobre los trabajadores y sus familias era una constante que se repetía donde quiera.
Hasta la próxima y recuerda...
Hablar es fácil y hacer difícil.
