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De todo un poco

Las laguneras opinan...

MUSSY UROW

 C Uando no podemos hacer nada por cambiar las cosas del entorno, no queda más refugio que nuestro propio territorio interior. Como tantos laguneros, he ido reponiendo plantas que se quemaron con la helada; con paciencia esperé a que renaciera lo que pareció quedar con vida y con cierto recelo, busqué variedades que pudieran resistir mejor futuras heladas; intenté algunas nuevas y redescubrí otras que tenía olvidadas. Al paso de las semanas y mis cuidados, he visto la respuesta generosa de la naturaleza, en los pequeños brotes y me consuelo un poco cuando veo el durazno que hace dos años rompió sus ramas por el peso de la fruta, hoy seco, pero aún de pie, porque todavía no me resigno a sacarlo.

De repente, a una que otra de mis plantas le sale una plaguita y me desanima; entonces preparo un concentrado de té de manzanilla, lleno una botella rociadora y con esperanzas de salvarla, procedo a fumigarla intensamente por varios días. Qué simple, medidas que uno puede tomar, remedios que no afectan a nadie. Lo más probable es que si resultan, me alegraré de ver crecer mis nuevas plantas; y si se vuelven a secar, lo intentaría otra vez.

De nueva cuenta la ciudad ha sido invadida, no por nuevos árboles, qué esperanzas, sino por la profusión de espectaculares, y de personas -obviamente sin un trabajo fijo- que como postes, sostienen en las esquinas grandes anuncios que invitan a votar. Paradójicamente, promueven la campaña política para el futuro gobernador de Coahuila. Es un enorme despliegue de recursos y uno se pregunta qué clase de democracia es la que hace necesario gastar de tal manera para convencer a los ciudadanos de que sí debemos votar por éste, pero por el otro no. ¿Es buena estrategia poner ocho espectaculares seguidos con la misma fotografía en lugar de anunciar en ellos propuestas para crear empleos, servicios y otras importantes necesidades en el estado?

¿Será que quien diseña las campañas supone que los ciudadanos sólo nos guiamos por una sonrisa y que no sabemos pensar? ¿Por qué razón nos dejamos insultar de esa manera?

¿Hasta cuándo nos atreveremos a erradicar este tipo de plantas no aptas para los ciudadanos? ¿Hasta cuándo nos convenceremos de sacar el árbol que no se dio? Tantos políticos se han convertido en plaga, y desafortunadamente no se acaban con té de manzanilla. Habría que esperar una era glacial para terminar con ella.

Pero la plaga no se limita únicamente a la clase política de nuestro país, basta ver lo que ha ocurrido con el flamante -y además francés- director del Fondo Monetario Internacional. Se dice que es un hombre brillante en cuestiones de economía; algo así como el famoso médico de la serie "Dr. House": una eminencia en medicina, pero como seres humanos, los dos apestan. O sea, que no son los mexicanos, son también los europeos y los norteamericanos; ahí está el exgobernador de California... ¿Cómo es que personajes así pueden llegar a posiciones de tal importancia?

Me disculpo por insistir en la metáfora del panorama externo con el estado emocional, pero me parece insultante la banalidad con la que se manejan las campañas, ignorando totalmente las verdaderas preocupaciones de la población; derrochando en papelitos, pegostes y camisetas el dinero de quienes aún logramos conservar fuentes de trabajo y hemos aportado a través de nuestros impuestos. Dirán algunos que así es en todas las democracias; pienso que hay formas más dignas de alentar a la votación.

La semana pasada fue excesiva en hechos tristes para la Comarca. Además de los problemas que naturalmente se desprenden de la situación actual en nuestro país y particularmente en la región, ocurren desgracias que incrementan la sensación de temor y angustia; no vemos la salida cercana, por el contrario, cada vez se estrecha más el túnel de nuestra diaria convivencia. Pero mientras sigamos tolerando estas formas de hacer política, seguiremos padeciendo las mismas plagas.

Deseo concluir esta colaboración, a la que titulé "De todo un poco", con un pensamiento amable y evocar con cariño y nostalgia a la amiga querida que nos convocó a incursionar en este espacio, Alicia Gómez de Villarreal. Un párrafo del libro "El Señor es mi pastor - La sabiduría reparadora del Salmo 23" del Rabino Harold Kushner, resume mis sentimientos: "Hay muerte en el mundo, que arrebata a los seres queridos de nuestra presencia. Pero Dios, que es inmortal, nos asegura que la muerte nos quita a una persona de nuestro futuro, pero no la puede borrar de nuestro pasado, que todas las cosas por las que hemos amado a una persona han penetrado tan profundamente en nuestras almas que siempre seguirán siendo parte de ellas. El Señor da, pero el Señor no quita, y la presencia de los seres queridos es en todo momento tan real como su ausencia." Te seguimos teniendo en el corazón, Alice...

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