Quería dedicar la columna a María del Rosario Carolina Cayetana Paloma Alfonsa Victoria Eugenia Fernanda Teresa Francisca de Paula Lourdes Antonia Josefa Fausta Rita Castor Dorotea Santa Esperanza Fitz-James Stuart y de Silva Falcó y Gurtubay, dicho en cristiano: la Duquesa de Alba. Es que, no sé ustedes, pero yo estoy encantada con toda la historia de su futura boda con Alfonso Diez, su novio menor. Bueno, que en este caso, hasta el chico está grande. O sea, el hombre tiene 61 años, que, contra los 85 de la novia, pues sí parece un “caso de pederastia” de ésos. La cosa es que hice una encuesta para medir a quién le interesaba este tema, y el resultado fue: a nadie (Ja, ja) Sólo a mí, que el morbo siempre me gana.
Los entrevistados contestaron que lo que ahorita les quita el sueño es un programa de televisión llamado La Voz... México. Así que la columna cambiará su cauce hacia ese popular río.
Debo confesar que, a veces, los domingos en la noche soy feliz con los invitados de La Academia, de TV Azteca. Es que soy de esas personas que se divierten mucho viendo a alguna hermana de Michael Jackson, a unos boxeadores que en lugar de pelear cantan o a Lynda Carter, la “Mujer Maravilla”, sin disfraz y con un ballet de 20 “Wonder women” que le revolotean alrededor. Eso último, me encantó. A lo mejor porque a esta columnista de niña me decían que me parecía a ella... Sí, ¡es que daba vueltas a lo tonto! Bueno, pero a lo que iba es que mi hijo adolescente descubrió La Voz..., y es lo que vemos ahora dominicalmente, ya saben, por compartir un momento madre e hijo que tanto hacen falta, sobre todo ahora que los dos tenemos hormonas predispuestas a la complicación.
Además, el programa es muy entretenido porque se trata de encontrar nuevos cantantes, pero lo importante no son ellos sino sus maestros o “coaches”. Es en serio. Los cuatro se pelean por los alumnos para formar equipos y luego, un día de éstos, empezarán a prepararlos. Y claro, si tu alumno gana, tú habrás ganado como el mejor “preparador”. Está bueno, ¿no?
Las cuatro estrellas del show son Lucero, Aleks Syntek, Espinoza Paz y el gran Alejandro Sanz. Por supuesto, mi gran favorito es Sanz, quien ha escrito algunas de las mejores líneas de la música en español. Por favor, no me vean con cara de “¡Ya nos salió cursi esta señora!”. Pero, si a mí llega un hombre y me dice: “Ella, me peina el alma y me la enreda” yo me le aviento a los brazos sin averiguar. A Espinoza lo estoy conociendo y me cae perfecto. Por carismático y porque me gusta sumarme a la causa y dicen que Espinoza ha sufrido mucho en la vida, y que por eso le dio por interpretar “canciones que duelen”. Que no se diga que no somos solidarios... ¡yo sufro contigo!
Lucero me cae mejor que antes. No sé, será que ahora la vida y el amor le sonríen y está más plena. Aunque tantito menos guapa o será que yo no le entiendo a la moda de las cadenas en los brazos y esas cosas. Hubo un momento, hace unos meses, que estaba impresionante, parecía sacada de un comercial de yogur con fibra. Y el cuarto, Syntek, siempre ha sido muy, pero muy talentoso, aunque a ratos se le descompone el sentido del humor.
Sólo faltó alguien más rockero. De ésos que destruyen habitaciones en las giras, hacen locuras y toman sangre. O no sé, cada día entiendo menos eso de los ídolos...