No sé ustedes, pero yo estoy encantada con la participación del Presidente Calderón en el programa de tele The Royal Tour. Primero, porque ahorita nos urge promovernos turísticamente a nivel mundial, y segundo, porque soy una espectadora de diversión fácil, y me reí media hora viendo a nuestro Felipe aventarse de la tirolesa.
Por favor, no crean que se trata de un programa irreverente o estúpido, de ésos en los que los conductores surfean en un pantano o se tiran de un edificio a ver cuánto tardan en caer y hacerse puré en la banqueta. No, ésta es una serie muy bien vista en las altas esferas de poder, en la que los mandatarios actúan como guías de turistas, y muestran las bellezas de su país.
Desde luego, estoy convencida de que, antes de jugar al Ken xtreme, o sea al “muñeco deportes extremos que viene con accesorios”, tendría que crear las condiciones de seguridad para que los turistas se animen a venir. Pero tampoco nos podemos privar del morboso placer que es ver a nuestro hombre fuerte en plan G.I. Joe.
En The Royal Tour a Calderón le tocó hacer rappel, montar a caballo, subirse a un globo aerostático y bucear en unas cuevas. Y, claro, si te pones a pensarlo con mala cabeza, el programa también se podría llamar Matemos al Presidente, pero que Parezca un Accidente... Sé que no soy normal, pero ¡en eso pensaba, mientras veía la tele! Hollywood me ha hecho tanto daño... (ja, ja, ja). No me juzguen, es que había muchas opciones para que algo sucediera: si no se le ponchaba el globo, se desnucaba en el caballo, se le rompía la cuerda, se desbarrancaba o se le acababa el tanque de oxígeno.
Pero, a lo que iba, es que las emociones no terminaron ahí. Sí, amigos, nos falta la fiesta. En la premiere del programa se codeó con estrellas tipo James Caan, Sharon Stone, Lionel Ritchie, Cindy Crawford, Russell Brand, George Lopez, Mario Lopez y el guapo de Rande Gerber.
Aunque a mí lo que me gustaría saber es ¿quién le soplaba al Presidente? Esa es la pregunta. Muero por saber quién lo salvó de meter la pata con las celebridades. Por ejemplo, ¿quién le dijo que James Caan no era Walter Mercado ni Barry Manilow, sino el actor de El Padrino? ¿O que Russell era el marido de la Katy Perry? ¿O que el negrito no era Prince, sino Lionel Ritchie? Quién le sopló “no, señor, este es el de “all night long, all night, all night...”. Que aquí debo romper una lanza en favor de don Felipe y decir que se portó muy recatadito, sobre todo con Sharon Stone. Francamente, yo digo que, si se te para al lado una güerota como Sharon carcajeándose contigo, lo primero que piensas es: “Ahorita que nos tomen la foto, aprovecho la confusión y le doy un arrimón o, al menos, un apretón de cintura”. Pero no. Él ahí, aguantando. Firme. Estoico. Dominando al cuerpo. Aunque le pasara por la mente: “Uy, es la de Bajos Instintos”. Te digo, la vida no es fácil.
