La boda de la Duquesa de Alba es una prueba de la existencia de Dios, y de que el amor es siempre la respuesta, aunque nos arda a los amantes no correspondidos que navegamos por los mares del azotamiento.
Bueno, antes debo decir que me encantó la boda de Jacqueline Bracamontes y Martín Fuentes. Qué hombre más atractivo es Mr. Fuentes, ¿no? ¡Y qué pareja más perfecta! Tan guapos, tan educados, tan sonrientes, tan planchaditos, tan combinados. Además, desde aquí se ve que van a tener unos hijos preciosos con dentaduras maravillosas. Cuando les salgan los dientes de leche, no serán de una leche cualquiera, sino deslactosada, light y con extra calcio.
Pero también hay que decir que, cuando llevas tanta ventaja física, es como hacer trampa. Lo duro es que ligues, te enamores y te cases a los 85 años. Cuando en la vida ya no tienes gustos, sino oportunidades. Cuando das un beso rezando para que no se te desplome la dentadura. Cuando no te acuerdas del nombre de tu pareja, y cuando tienes que elegir, entre gastar tu energía en aplaudir, toser o... tener sexo. Que hay gente que ya ha perdido toda ilusión en los menesteres de los cuerpos y de plano dice: “ay, yo mejor me duermo”.
Se los dice una experta: no es fácil ligar a los 40, imagínense a los 80. O lo que es lo mismo, dos veces cuarenta.
Mientras se aproximaba el casorio sevillano de hoy, encontré a muchos detractores que criticaban sin piedad a María del Rosario Carolina Cayetana Paloma Alfonsa Victoria Eugenia Fernanda Teresa Francisca de Paula Lourdes Antonia Josefa Fausta Rita Castor Dorotea Santa Esperanza Fitz-James Stuart y de Silva Falcó y Gurtubay. O sea, a la Duquesa. Y yo me siento con el compromiso moral de defenderla a nombre de las mujeres no agraciadas y con suficiente edad del mundo. ¡Deberíamos crear una asociación! Porque se necesita apoyo.
Tengo amigas, perdón, uno debe tener de todo en la vida, que ya parecen un prototipo y se prueban lo que sea para detener el paso del tiempo. Desde las tradicionales cirugías para aumentar busto, trasero y arreglo de nariz, hasta el bótox y las células madre, pasando por las vacunas de sangre centrifugada que te rellena los zurcos de la cara o un “chip” que está de moda para evitar los síntomas y efectos de la menopausia. Todo eso. A dichas mujeres no les asustan los asaltantes ni los decapitados ni las explosiones. Lo que les da terror es que alguien les grite: “¡menopaaaaausia, climateeeeerio!”.
Por eso me cae bien la Duquesa de Alba, porque tiene el salero y la actitud para ponerse un bikini, entre las carnes caídas, para disfrutar de la playa y sus placeres, por ejemplo. Y, en lugar de resignarse a un señor de su rodada para que fuera su tercer marido, se decantó por un jovenzuelo de 61 que le inyectará frescura a sus últimos días. No, no me vean como una aguafiestas. Pero, por lo general, las personas de 85 ya viven poco.
¡Qué vivan los novios! Total, ¿Qué son 146 años sumados? Para esta columnista, la envidia absoluta.