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Debatir a corderazos

DIEGO PERTERSEN

En los medios se conoce como "soltar borregos" al acto de emitir una mentira o verdad a medias para distraer a la opinión pública. Hoy habrá que acuñar un nuevo término: "soltar corderos" como el acto de provocar a la opinión pública con datos oficiales que generan debate e irritación. El secretario de Hacienda y precandidato a la Presidencia de la República resultó ser un gran provocador. Más allá de si los datos que suelta son reales o no, tiene a medio país (nosotros por ejemplo) hablando de él. En sólo tres semanas pasó de un gris y aburrido secretario, en el tecnócrata por excelencia, a convertirse en el centro del debate.

El primer cordero que soltó el secretario fue que la inseguridad no afectaba al economía. Como buen corderazo es una gran verdad, a medias, porque la pregunta es qué entendemos por "la economía". En el año más violento de los que va del siglo XXI el país está creciendo más que nunca. Los dos datos son igualmente ciertos, aunque solemos hablar más del primero que del segundo. Si tuvieran alguna relación lo único que podríamos decir que a más violencia más crecimiento, lo cual por supuesto es falso. Sin embargo, a Brasil le está pasando lo mismo: crecen juntas y como nunca la violencia y la economía. Ergo, concluye Cordero, la violencia no tiene relación con la economía. Pero la pregunta correcta es al revés, es decir, cuánto más podría crecer el país si no tuviéramos los índices de violencia que tenemos. Ese debe ser el debate.

El segundo corderazo fue que el salario mínimo mejoró su poder adquisitivo. Como el salario mínimo es una abstracción (y eso lo sabe mejor que nadie el secretario: si alguien osa registar a un trabajador con el salario mínimo Hacienda lo considera sospechoso de evasión). Si comparamos salario mínimo con inflación la cifra de Cordero es correcta. La pregunta es si hay que comparar al salario mínimo con la inflación general o con la inflación de la canasta básica. En esta comparación el salario mínimo pierde. Si lo comparamos, como mañosamente han hecho otros políticos, con el kilo de tortilla, el resultado es una desastre. Ni la inflación ni el salario mínimo nos sirven como elementos para evaluar realmente que está pasando con el poder adquisitivo de los mexicanos La medición que habla de eso es la encuesta ingreso egreso de los hogares que hace el Inegi y ahí es claro que de 2000 para acá, a precios constantes, efectivamente el ingreso ha crecido, pero es el primer decil, el de los más pobres, el que menos se ha movido.

El PRI y el PAN nos van a querer llevar de aquí a las elecciones a un falso debate sobre si el país estaba mejor con uno o con otro. El debate debemos centrarlo en dónde queremos y podemos estar, y no en los corderazos nuestros de cada día.

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