Sabor agridulce dejó el empate entre Monterrey y Tigres y la fiesta quedó para mejor ocasión por parte de los seguidores de ambos equipos. (Jammedia)
Fue demasiada expectación para el clásico del norte para lo mostrado ayer, porque ni los otrora líderes, ni el vigente campeón se aparecieron en la cancha del estadio Tecnológico.
Rayados y Tigres le prometieron a todo el país un buen juego lleno de goles en el duelo en el que tenían que lucirse, pero no les importó mucho cumplir, pese a que los dos equipos llegaron a esta jornada con inmejorable cartel.
Poco, muy poquito de las delanteras. Los atacantes de ambas escuadras y que valen millones y millones de dólares quedaron a deber. Su pobreza a la hora de definir en la portería fue notoria. De pronto daba la impresión de que se trataba de un partido más.
Humberto Suazo y Héctor Mancilla sostuvieron un duelo de inefectividad. Los chilenos perdieron la costumbre de vulnerar la meta contraria.
Algunos tiros de media distancia sobre el final fueron los únicos que recetaron ciertas dosis de adrenalina al encuentro más esperado en la Sultana del Norte.
El más peligroso fue el de Juninho, quien sacudió el travesaño con un cobro de tiro libre que ya había dejado inmóvil a Jonathan Orozco.
Del lado de Rayados sólo un taconazo de Aldo de Nigris salvado en la línea por la defensa felina despertó a uno que otro sonámbulo en el "Tec".
Desde las bancas tampoco hubo mayores motivaciones para buscar los tres puntos en el duelo del orgullo de Nuevo León. Todo lo contrario, los técnicos de ambas escuadras agazaparon a sus equipos cuando vieron que era mejor irse con un punto a que en un descuido su rival se llevara los tres.
Ricardo Ferretti sacó del terreno de juego a Mancilla y a Damián Álvarez para darle entrada a Carlos Ochoa y Alberto Álvarez, respectivamente.
Al ver ese movimiento, Víctor Manuel Vucetich no quiso quedarse atrás para arrancar nuevos bostezos de la afición regia y retiró a Aldo de Nigris para sumar un contención en la figura de Jesús Zavala.
Monterrey sumó su quinto juego sin caer ante los Tigres, mismos que perdieron la oportunidad de dormir como líderes generales del Clausura 2011.
Eso sí, la tribuna del estadio de Rayados lució un lleno pletórico, para poner cierto brillo a un partido opaco.
Con lo visto ayer, los seguidores al futbol esperan que ese derbi tarde mucho en regresar porque ni el Monterrey ni los Tigres pudieron ganar. Tampoco hicieron mayor cosa para conseguirlo. Decepcionaron a todo el país, que sigue sin saber por qué levanta tanta expectación el clásico del norte.