¿DEJARÍA FUMAR A SU HIJO?
El tabaquismo pasivo es un grave problema de salud pública, por todo el impacto que el humo del cigarro que fuma una tercera persona ocasiona en la salud de los seres humanos.
Por desgracia, la población infantil no está exenta y de hecho es la más vulnerable a padecer las consecuencias de que sus padres o cuidadores sean adictos al tabaco, refiere el médico pediatra, Manuel Velasco Gutiérrez.
Desde la edad fetal se pueden producir los efectos del tabaquismo pasivo: el riesgo de muerte intrauterina es el más constante si la madre no atiende las recomendaciones del médico y sigue fumando durante el periodo de gestación. Bebés con bajo peso o prematuros, son otras de las consecuencias que se pueden presentar.
Por otra parte, cuando la niña o el niño crecen expuestos al humo del tabaco, se convierten en candidatos casi seguros para padecer con frecuencia de las vías respiratorias, desde la inflamación de la mucosa nasal y los senos paranasales (rinosinusitis crónica, con fondo alérgico e irritativo), la otitis media (inflamación e infección en los oídos), entre otras patologías.
A nivel de las vías respiratorias bajas, el tabaquismo pasivo favorece las crisis asmáticas, bronquitis crónica y enfisema pulmonar, éste último caracterizado por la destrucción irreversible de las unidades respiratorias llamadas alveolos.
Manuel Velasco señala que desde luego, el humo del tabaco favorece a uno de los cánceres más frecuentes, el broncogénico, que se ha llegado a presentar en personas que jamás han fumado un cigarro pero que, sin embargo, han sido fumadores pasivos desde la infancia.
El cáncer broncogénico suele ser letal y ocasionar la muerte del paciente en cuestión de meses.
El humo se queda
El médico pediatra refiere que hay personas que creen que fumar a la intemperie evitará daños a quienes estén a su alrededor, lo cual es una idea totalmente falsa.
De igual forma, hay papás o mamás que se esconden en el baño o se van al jardín de la casa para atender a su adicción, sin tomar en cuenta que el humo del cigarro se convierte en pequeñas partículas de polvo que se impregnan en sus ropas.
“Luego ocurre que van y cargan a sus bebés de meses y los pequeños aspiran toda esa contaminación”, convirtiéndolos en fumadores pasivos involuntaria e inconscientemente.
De ahí que se recomiende desterrar este hábito nocivo para proteger la salud de los pequeños, de lo contrario ellos siempre estarán padeciendo las consecuencias de este hábito nocivo de sus padres o de quienes se hagan cargo de cuidado y atención.
Sin embargo, para dar el primer paso se necesita que los fumadores recurran al apoyo de especialistas y partiendo de una realidad que no se puede negar: que son enfermos que requieren de atención médica y psicológica para superar esa adicción por su propia salud y la de sus pequeños.