Del consultorio al escenario
Desde que Gerardo Moscoso combinó su maletín de médico ginecólogo, con uno lleno de maquillaje, ha estado en más de 120 películas detrás de cámaras, ha interpretado un gran número de papeles en el cine y recientemente fue el encargado de revivir a “Fray Puerta”, en la versión de “Marcelino pan y vino”, que José Luis Gutiérrez rodó el año pasado.
De sus inicios en la industria del cine, con el actor mexicano Mario Moreno, Cantinflas, el lagunero aun conserva los dos maletines, el de médico y el de actor. Los mismos que en ocasiones deja reposar en su estudio para dedicar su vida a una de las pasiones que lo han llevado a recorrer México y el extranjero, el teatro.
Irreverente, contestatario, incendiario y crítico, Gerardo Moscoso, quien actualmente es director de la Compañía Coahuilense de Teatro La Gaviota, ha logrado llevar a un grupo de actores de San Pedro de las Colonias, a varias muestras nacionales de teatro, una gira por España, una temporada al Teatro Helénico de la Ciudad de México, dos giras por el estado y varias temporadas permanentes.
¿Qué significa el cine en tu vida?
El cine es muy importante para mí, porque la actuación que es un todo en mi vida, vino en consecuencia de mi primer trabajo en el cine. Llego al cine y a la actuación por accidente literalmente.
Durante muchos años yo pague mi cuarto de pensión en la Ciudad de México trabajando como extra. En una película de Cantinflas donde el médico de rodaje estaba borracho, yo me ofrecí a atender a un actor que se había enfermado, esa fue una puerta que se me abrió en el cine, pero como médico.
¿Cine y medicina han sido una buena combinación?
Para mi sí. Yo trabaje en muchas películas de Vicente Fernández, el gancho para que fuera a una película como médico de rodaje era que me ofrecían algún papel de actor, es un gran recuerdo porque más de 120 películas se dicen fáciles, pero tienen historia de años entre anécdotas y buenas amistades. Que además se convierte en un camino de aprendizaje, cuyo buen recorrido hoy en día me mantiene vigente.
¿Al teatro también llegaste por un accidente?
Yo inicie en el teatro con “José el soñador”, una obra de la que aprendí mucho y que además me dejó entre otras cosas voz y voto en el sindicato de la ANDA (ja, ja, ja), a pesar de que fue una comedia musical que disfrute mucho realizar, su principal enseñanza es que entendí que ese no era el teatro que yo quería hacer, porque no representaba la realidad que yo quería llevar a escena.
Fue un día en el metro de la Ciudad de México que leí en una gaceta (por azar) sobre una audición en la Universidad Nacional Autónoma de México, necesitaban un actor que la hiciera de indio, yo que no di el tipo pase todas las audiciones. Terquedad que me consiguió cuatro papeles, de indio, merolico, ciego y un policía. No sabia que quería hacer en el teatro, pero sí sabía que no quería hacer. Fue en esa obra que guarde el maletín de médico por un rato.
¿De dónde la fama de ser un radical y gruñón?
Se me llama radical porque no me pongo de tapete de nadie. Cuestiono y defiendo mi trabajo y mi profesión drásticamente. Yo puedo entenderme con alguien de derecha o de izquierda, con quien no me puedo entender es con quien se cambia la mascara de acuerdo con el viento.
En el teatro tengo rigor, tengo una paciencia infinita, una tolerancia inmensa, como lo saben mis alumnos, antes que se vaya de mi taller alguien que le interese el teatro, puedo esperar que llegue tarde, porque nadie vive de esto, porque tienen que estudiar o trabajar, en ese sentido soy muy blando, en el sentido creativo si soy estricto (ja, ja, ja).
¿Escénicamente terco, no a lo comercial?
Estoy hecho a la austeridad, una austeridad franciscana, con mi vida, mi manera de ser, mi forma de pensar, he pagado muy caro ser congruente con mi manera de pensar, he estado exiliado dos veces, en Francia y Suiza, a estas alturas del partido ser congruente con lo que hago es un deber, por eso el teatro que hago tiene que ver con lo social.
¿Cómo asume la vida, cómo médico o cómo actor?
Como un marginal. Soy un marginal por mi preferencia sexual, social, artística, soy un marginal en la medicina porque no me quise convertir en un mercader de las transnacionales de fármacos, que hacen que los doctores de conviertan en mercaderes de la salud.
Dentro de la cultura marginal, me dicen amargado, por criticar y señalar el estancamiento en el que vivimos desde que algunas faldas nos ningunean (ja, ja, ja, ja) porque todas cambian de puesto y no hay resultados, el género es independiente aclaro (ja, ja, ja, ja) 20 años sin resultados en la cultura más allá de algunas pocas estafetas.
¿Qué imagen te produce la palabra música?
Formas, mundos… al igual que la literatura, que abren una posibilidad para recrear, fundamental para la construcción de un personaje. Imposible que un actor no haya leído o escuchado música más allá de “Pesado”, pues como va interpretar un rol.
¿Y la palabra religión?
Creo que es importante estar en contacto con la esencia del universo a través de la oración. No repetir como el sacristán los rezos. Estando bien con el de arriba, llámese como se llame lo demás es ganancia. Porque que uno no salió como dice Moliére en el Don Juan “De debajo de una piedra”.
¿Es irónico que a un crítico de la iglesia lo llamen hacer papeles de sacerdote frecuentemente?
Es curioso porque aunque muchos no creen yo soy sumamente piadoso, me gusta orar, estar en paz conmigo y el de arriba. Que es diferente a cuestionar un sistema como la iglesia, porque es una institución.
En el rodaje de Marcelino, algunos compañeros y otros actores que no me conocían, se confundían porque yo hacía varias correcciones del aspecto religioso de la película, la forma de dar misa, la ubicación de la pila bautismal, etcétera. Pensaban que yo había sido cura (ja, ja, ja, ja).
¿Cómo ve a La Laguna en comparación con la región de su niñez?
Ahora hecha un caos por todo lo que esta pasando, la violencia y esas cosas. Aunque hay que recordar a Gandhi, peor que los actos de la gente mala, es el silencio de la gente buena. Mientras que los políticos no vean su oficio como una herramienta para servir a la sociedad, es más factible la desintegración.
Creo que el teatro y la cultura en general es un mecanismo que puede reconstruir el tejido social que aquí tanto hemos desgastado, tanto unos como otros.
SU HISTORIA
Gerardo Moscoso fue a la universidad y se convirtió en un médico en España. Allí se formó con otros cantantes y músicos de Galicia el proyecto denominado "Voces Ceibes". Moscoso fue encarcelado en España por sus pensamientos y se refugio en Suiza y luego regresó a México donde inicio una prolífica carrera como actor de cine y teatro.
Películas
1. Katy, Kiki y Koko (1988) -- como: Búho (voice)
2. La otra conquista (1998) -- como: Soldado Gaspar
3. El crimen del padre Amaro (2002) -- como: Doc
4. Marcelino pan y vino (2010) -- como: Fray Puerta
Obras que dirige
Los perros de Elena Garro
El árbol de Elena Garro
Benito Fernández de Elena Garro
El Viaje a los Cantores de Hugo Salcedo