"Se supone que la política es la segunda profesión más antigua. Pero he llegado a darme cuenta de que se parece mucho a la primera."
Ronald Reagan
Lima, Perú.- Mientras participo en la capital peruana en unos foros sobre libertad de expresión me entero que en México la Cámara de Diputados acaba de aprobar una iniciativa que se convierte en una nueva amenaza a la libertad. Un moralismo de pocas luces ha llevado a los diputados a proponer penas prolongadas de cárcel a los editores de publicaciones o responsables de otros medios de comunicación que difundan anuncios que no les gustan a los diputados.
La iniciativa aprobada este martes 15 de marzo por los diputados, y que aún debe ser refrendada por el Senado, castigaría con penas de hasta 27 años de cárcel no a quienes cometan el delito de trata de personas sino a quienes contraten o difundan publicidad de servicios sexuales con o sin propósito de lucro. Para cumplir con el propósito de encarcelar a editores y responsables de medios se está creando un nuevo organismo censor, una Comisión Intersecretarial que establecerá medidas para fomentar la "supervisión" de los anuncios.
Nadie puede estar en desacuerdo con que se tomen medidas que eviten que alguien sea sometido a una forma moderna de esclavitud. Ni hombres ni mujeres deben ser obligados a llevar a cabo conductas que no quieran realizar, ni en materia sexual ni en ninguna otra. La ley en México ha prohibido esto desde siempre.
Las nuevas leyes en contra de la "trata de personas", sin embargo, tienen un objetivo más ambicioso y cuestionable: acabar con la prostitución. Ésta es una meta que muchos moralistas han perseguido durante siglos y en la que siempre han fallado.
Me dicen que la prostitución es la más antigua profesión del mundo. No lo sé. Quizá la política sea más vieja. Pero ni una ni otra van a desaparecer simplemente porque alguien las prohíba.
Proscribir la prostitución -o las bebidas alcohólicas, el tabaco, las drogas, el café o la pornografía-- es una inaceptable e inoperante restricción a la libertad personal. No sólo viola la libertad de cada quien de hacer lo que quiera con su cuerpo sino que genera perversos mercados negros. La práctica en sí nunca desaparece. Encarcelar a alguien por el delito de publicar un anuncio es, por otra parte, aberrante: implica castigar al mensajero en lugar de al infractor.
Las leyes que están impulsando el gobierno y el Congreso no erradicarán la prostitución, pero sí obligarán a quienes se dedican a ella a buscar, más que nunca, la protección de padrotes, policías y políticos. Cuando una conducta no está proscrita cualquiera puede realizarla sin una protección especial. Son las leyes migratorias de nuestro país, por ejemplo, las que han dejado a los migrantes indefensos ante los abusos de coyotes y secuestradores; si los migrantes no tuvieran que esconderse de los agentes de Migración, no tendrían que caer en las manos de los criminales.
La persecución de quienes publiquen anuncios sexuales es particularmente perversa porque la única manera en que una persona puede ofrecer estos servicios sin recurrir a padrotes o protectores es anunciándose. Al castigar los anuncios, los legisladores están de hecho promoviendo la trata.
Por ignorancia o por perversidad, nuestros políticos suelen tomar medidas que dañan a los más débiles. Las nuevas leyes que buscan eliminar la trata de personas y los anuncios de servicios sexuales parecen elaboradas para colocar a los más vulnerables a merced de los tratantes. Pero quizá eso es lo que buscan. La trata siempre es un negocio atractivo para los poderosos.
PRÉSTAMO SIN INTERESES
Una vez más se ha alcanzado un récord en el nivel de reservas internacionales del Banco de México: 122 mil millones de dólares el 11 de marzo. Esto no es algo que nos pueda hacer sentir orgullosos o victoriosos. Las reservas son un préstamo sin intereses que entregamos principalmente al gobierno de Estados Unidos.
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