Incertidumbre. La decisión del Banco Central Europeo de ayudar a Italia y España a bajar sus tasas de interés para aligerar sus deudas ha generado desconfianza en los mercados.
La riesgosa decisión del Banco Central Europeo de combatir la crisis de la deuda regional mediante la compra de bonos a España e Italia propició ayer que comenzaran a bajar las altas tasas de interés, que amenazaban con acarrear un desastre financiero a ambos países.
Sin embargo, algunos analistas advirtieron que la decisión de comprar bonos de países altamente endeudados transfiere un riesgo importante al equilibrio financiero de una institución que por mucho tiempo había sido renuente a actuar más allá de su papel tradicional de controlar la inflación. Otros han advertido que una intervención tibia no solucionará la crisis.
La ampliación radical del BCE a su programa de compras de bonos consolida la función a la que la institución siempre estuvo indispuesta: asumir la responsabilidad primaria para superar la crisis financiera que ha durado 21 meses en Europa.
El BCE había sido renuente a implicarse directamente en acciones para impedir la crisis y en su lugar sólo apremiaba a los políticos a que pusieran en orden las finanzas de sus países y fortalecieran sus propios sistemas del control de crisis.
Sin embargo, preocupan a los inversionistas los niveles elevados de las deudas de Italia y España y la debilidad del crecimiento económico en la eurozona de 17 naciones, mientras los parlamentos se han ido de vacaciones con el subsecuente retraso para la puesta en marcha de los cambios cruciales decididos al fondo de rescate de la unión monetaria.
Esos cambios, una vez vigentes, permitirán al Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera efectuar compras de bonos gubernamentales en los mercados abiertos, tal como las que ha realizado el BCE.
El parlamento francés no podrá aprobar la ampliación del fondo de rescate europeo antes del 6 de septiembre, dijo el ministro de Finanzas de Francia, Francois Baroin.