Los colombianos despiden hoy 2011 con la quema de muñecos que representan los males que aquejaron al país sudamericano este año y en especial la corrupción, la violencia y el invierno (como se conoce aquí a la época de lluvias).
Los tradicionales muñecos de año viejo se comenzaron a armar desde la Navidad, el pasado 25 de diciembre, con el aporte de familiares y amigos y simulando personajes de la vida nacional y mundial.
'Nosotros estamos armando un muñeco que representa los Nule y la corrupción', dijo a Notimex María Barrios, quien rechazó las acciones de un grupo de empresarios de la Construcción acusados de desfalcar las finanzas públicas de Bogotá.
Por su parte, los habitantes de la localidad de Villeta, muy cerca a la capital de la República, vistieron su año viejo como un guerrillero y señaló 'que queremos que este año se lleve la violencia y el nuevo año haga entrar en razón a los violentos'.
La tradición de los muñecos de año viejo se extiende por varias regiones del país desde hace décadas y es una manera de 'exorcizar' los males que agobiaron a las gentes del país.
Por eso en muchas regiones estos muñecos, que son quemados a la medianoche del 31 de diciembre, representarán este año la tragedia de la ola de lluvias que inundó en los últimos meses al país y dejó cerca de un millón de damnificados.
'Quemaremos este muñeco para que con el año viejo se vayan las tristezas que nos dejó la inundación que acabó con todo', aseguró Erlinda, habitante de una de las sabanas de la costa norte del país anegadas durante varias semanas.
La tradición de los muñecos de año viejo probablemente se remonta a prácticas de católicos españoles entre los años 700 y 1400, durante la colonización de la Península Ibérica a manos de los árabes.
Se cree que los ibéricos elaboraban monigotes para festejar el día de San José el 19 de marzo en Valencia y esa tradición llegó a América en los barcos de los conquistadores.
Pero más allá de su origen y pese a que en algunas ciudades, como Bogotá, son prohibidos por considerarlos peligrosos ya que se usa pólvora para quemarlos, los muñecos de año viejo perduran en la cultura popular colombiana.
'Para mucha gente simboliza de manera ‘real’ el cambio de año y les asegura que las malas cosas que haya podido dejar el año que se va se queden en el pasado', dijo Alvaro Rodríguez, filósofo y analista social.
Sea bueno o malo el balance del año agonizante, en muchos hogares su final tendrá que ver con un muñeco que se quema en la hoguera y da paso a un recién nacido que simboliza la ilusión de una vida mejor para millones de colombianos.
