F Ue un día extraño, el domingo 21 de agosto en Japón, la tarde del sábado 20 en Torreón.
Vine a la oficina a terminar los preparativos de la agenda del gobernador de Guanajuato que llegó por la tarde del domingo a Tokio para cumplir, yo diría, la más triunfal agenda que me haya tocado trabajar en promoción económica.
Citas de reuniones con los presidentes de Honda, Mazda, Sumitomo, Denso, U-Shin, y otras. En total, 17 reuniones con igual número de empresas, durante en 9 días en cuatro ciudades.
Ya en la bolsa y aterrizadas las joyas de la corona, Mazda y Honda, pero el gobernador y su equipo vinieron por todas las canicas: los proveedores de primer nivel, que en conjunto suman más que la inversión de las dos armadoras (1,300 millones de dólares) y posiblemente más empleo del ya anunciado. Hablan de 6,200 puestos de trabajo directos.
Envidia de la buena y una gran lección para aprender como un estado gana las inversiones japonesas, alemanas, italianas, norteamericanas.
A punto de ir al aeropuerto a recibir al gobernador, me doy cuenta de las alertas que reportaban la balacera afuera del TSM durante el partido Santos-Morelia. Al instante, vía Internet, capto la señal de Telefutura, hermana de Univisión, que transmitía en vivo ya no el partido, sino los incidentes a detalle y, para sorpresa mía, con objetividad y comentarios no alarmistas. La señal de Azteca 13 fue suspendida, me enteraría después, mientras que los medios internacionales daban cobertura de los hechos lamentables.
El domingo, Torreón es noticia mundial, por las razones equivocadas. Pero aún dentro de lo lamentable que el acontecimiento mismo fue, así como la imagen negativa proyectada, también se conoció sobre la cordura de la gente, los llamados a no entrar en pánico, y a lo que por televisión o Internet vimos como un sentimiento espontáneo de solidaridad y de unión para demostrar, como afición y como región, que la Laguna no está vencida, que no se postrará y no se rendirá ante la violencia, corrupción e ineptitud de las autoridades y de los grupos que de facto o por omisión han tolerado el estado actual que se vive.
El episodio del sábado y su proyección mundial era lo último que nos faltaba para no ser asociados o identificados como pueblo sin ley en el que a nadie interesa el bien común. Saquemos de esta experiencia la casta, el orgullo, la actitud y el liderazgo para emprender acciones que reviertan la actual situación.
El Santos, el TSM y su afición son la envidia de muchas ciudades, de las capitales estatales de los estados circunvecinos y de más allá. Existen 18 equipos de primera división; el Distrito Federal, Guadalajara y Monterrey acaparan 8 de esos conjuntos y el resto está en las ciudades de Toluca, Cancún, Pachuca, Tuxtla Gutiérrez, Puebla, San Luis, Tijuana, Querétaro, Morelia y Torreón. No permitamos que los hechos lamentables sirvan de excusa para arrebatarnos la grandeza de nuestro equipo, el orgullo por las magnificas instalaciones del TSM o la pasión de la afición. Estoy seguro que se actuará en consecuencia.
Decía que era un día extraño, y una vez que el Gobernador de Guanajuato, sus acompañantes y su servidor nos desplazábamos del aeropuerto al hotel, el tema de conversación fue el endeudamiento de Coahuila y la acción reciente del Congreso estatal para avalarlo y aumentar dicha deuda financiera.
Pero lo más lamentable, decía uno de los acompañantes, es la degradación en la calidad crediticia de Coahuila por parte de Standard and Poor's y de Fitch, las calificadoras a las que inversionistas acuden para conocer la solvencia y capacidades de una entidad antes de decidir si instalan o no inversiones. Y es precisamente este aspecto lo que más me preocupa para La Laguna en el futuro inmediato.
Si no podíamos atraer inversión antes, con esta baja (o estrepitosa caída) en la calidad crediticia del estado, será realmente difícil la tarea de atracción de firmas extranjeras a la región.
No obstante lo que he reseñado, mis comentarios terminan en un tono positivo y de orgullo personal. Me explico: en el aeropuerto de Tokyo, esperando la llegada del Gobernador de Guanajuato, me encontré con un viejo conocido, un ejecutivo de American Airlines, quien me informó que a partir de esta semana, la frecuencia de vuelos Torreón-Dallas se incrementó a dos por día. Esta es una excelente noticia que, ante todo, demuestra la confianza de una aerolínea internacional por la región y refleja un dinamismo en los viajes de negocios y por placer.
En agosto del 2004 se inauguró esta importante ruta que, junto con el vuelo de Continental a Houston iniciado cuatro años antes, abrieron a Torreón al mundo. Armando Carlos (actual director de Fomec) y su servidor trabajamos casi un año con American Airlines, que estaba muy reticente, pero finalmente se le convenció sobre el potencial de negocio que significaba la apertura del destino TRC.
Pero a la aerolínea le cuadraron sus números y decidió por esta ruta cuando se le presentaron las estadísticas regionales (demográficas, económicas y sociales) de La Laguna de Coahuila y Durango. Hasta entonces, habían analizando únicamente las cifras de Coahuila y sus expertos no tenían información sobre el mercado regional y la aglomeración poblacional que sumaban los municipios laguneros en dos estados. Lo anterior nos debe de servir como referente para la promoción de Torreón, misma que debe incluir a la región como toda, pues los mercados no distinguen entre límites políticos. Y si no, ahí está también el fenómeno regional que es el Santos Laguna.
Por cierto, Saltillo no tiene el servicio de American Airlines, Durango menos.
El autor, lagunero de origen, es director del Acuerdo de Asociación Económica México-Japón.