La muestra “Vestir al Niño Dios”, moda celestial que estará presente hasta el seis de marzo en las instalaciones Museo Nacional de Culturas Populares.
MÉXICO, DF.- Desde un Niño Dios vestido de charro, hasta uno con atuendo de oso de peluche, forman parte de una original exposición donde la moda rinde homenaje a las tradiciones mexicanas.
Se trata de la muestra “Vestir al Niño Dios”, moda celestial que estará presente hasta el seis de marzo en las instalaciones Museo Nacional de Culturas Populares y que exhibe diseños vanguardistas que arropan la tradición del Día de La Candelaria.
En esta exposición han sido convocados 15 reconocidos diseñadores mexicanos a quienes se le ha encargado la misión de crear atuendos especiales para el Niño Dios, uno de los íconos más representativos de México.
“Éste es un trabajo que el museo está haciendo por rescatar y revivir nuestras tradiciones; quisimos darle una visión contemporánea a la creencia del Niño Dios a través de las creaciones de 15 diseñadores de moda destacados que atavían al niño y que a su vez, expresan desde ópticas diferentes el sentir del pueblo con una perspectiva más actual”, dice Israel Labastida, curador de la muestra que en conjunto con Claudio Rodríguez crearon el concepto.
Los diseñadores que parti ciparon son: Luis González, Lidia Lavín, Giovanni Estrada y José Alfredo Silva; Paulina y Malinali Fosado; Macario Jiménez; Francisco Saldaña y Víctor Hernal; Marvin Durán; Julia y Renata; Alexia Ulibarri; Cristina Pineda y Ricardo Covalín; Daniel Andrade; y por último Arturo Ramos Miranda.
“Me parece que la figura del Niño Dios es un icono muy fuerte para nosotros de manera religiosa en la fe católica. Pero más allá de transgredir su imagen se tomó en cuenta como un lienzo en blanco donde los diseñadores se explayaron y con su libre albeldrío, le rindieron un homenaje a esta tradición”, afirma Labastida.
El curador dijo que se seleccionaron diseñadores con una trayectoria amplia y unos nuevos que están trabajando y proponiendo sus ideas no sólo en nuestro país sino en el ámbito internacional “y el propósito de esta fusión es tener a generaciones completamente distintas que hablaran de un México en tiempos diferentes”.
En cada una de las piezas se proyecta el estilo, talento y la esencia de cada uno de los diseñadores.
En el caso de Paulina y Malinali su niño fue vestido con prendas y textiles hechos a mano por artesanos mexicanos como la hacen en sus colecciones. “Los chavos de Trista, la firma Te amo, Man Candy y Malafacha son realmente contrastantes. Incluso se diferencian mucho de la creación de Macario Jiménez quienes algunos han dicho que es muy fresa.
“El objetivo era que las piezas llegaran a manos de los diseñadores de algún modo para que adquirieran el tono de arte conceptual; hay todo un discurso a través de cada una de las piezas. Si recordamos Andrés Jiménez tuvo una colección inspirada en el derrame de petróleo del Golfo y este niño surge de esta colección”.
La marca Marvin y Quetzal realizó el montaje en la misma galería del museo porque se trataba de una complicada y arriesgada instalación.
Karla Fernández, presentó a “diosito” que se puede pensar que es un disfraz de oso de peluche, pero lo que hizo la diseñadora tiene que ver con el rescate de los textiles mexicanos y éste es un textil que está teñido al lodo muy representativo de las comunidades indígenas con las que la creativa trabaja. Está tejido a mano.
