Djokovic gana el Abierto de Australia
MELBOURNE, Australia.- Novak Djokovic rayó la perfección al abrumar en todos los sentidos a Andy Murray para conquistar ayer su segunda corona del Abierto de Australia.
El serbio tenía mucho que celebrar por el contundente triunfo 6-4, 6-2 y 6-3 sobre Murray, al quedar como uno de los cuatro hombres activos en el circuito que han ganado más de un título del Grand Slam.
Djokovic fue euforia total. Tras cantar victoria, caminó al centro de la pista, arrojó la raqueta a la tribuna. También se quitó la camiseta y zapatillas, tirándolas para que algún espectador se quedase con ellas.
La previa consagración de Djokovic había sido en el mismo escenario, en la edición de 2008. Rumbo al título este año, el serbio de 23 años despachó a Roger Federer en sets corridos en las semifinales. Apenas perdió un set y eso fue ante Ivan Dodig en la segunda ronda.
Su triunfo en Melbourne Park se da un mes después de conducir a Serbia a su primer título de la Copa Davis.
Rafael Nadal y Roger Federer han ejercido lo que se ha catalogado como un "duopolio", campeones de 21 de los 23 anteriores. Lleyton Hewitt tiene dos, pero el último de esos fue en 2002.
"Ha sido un torneo fantástico para mí", dijo Djokovic. "No quiero subirme a las nubes y ponerme a decir: 'soy el mejor'. Es que no me puedo comparar con Rafa y Roger".
Para Murray y el tenis británico, la derrota prolonga la sequía de títulos de varones británicos en las grandes citas, que se extiende a casi 75 años.
Con la de ayer, Murray acumula tres derrotas en finales de Grand Slam después de las que perdió ante Federer en 2008 en el Abierto de Estados Unidos y en 2010 en Australia.
Y lo más triste para el escocés es que ha perdido en las tres definiciones sin poder ganar un solo set.
"Nos conocemos desde hace tanto tiempo", dijo Djokovic sobre Murray. "Fue algo durísimo".
Una hora después de su victoria, Djokovic salió al balcón de la Rod Laver Arena y levantó su trofeo de campeón ante los vítores de sus aficionados.
Poco se celebró en bando de Murray. El año pasado, Murray lloró después de su revés ante Federer. Esta vez no soltó lágrimas, pero el dolor fue igual de fuerte en un partido en el que fue vapuleado, perdiendo siete games consecutivos entre la parte final del primer set y el comienzo del segundo.
Lo que sería el partido se pudo apreciar desde antes. Cuando se arrojó la moneda, Djokovic sonreía radiante, mientras Murray lucía nervioso. Nunca entró en ritmo, como si estuviese en otra parte.
"Voy a tratar de intentarlo otra vez este año", declaró Murray con un tono de gran confianza de que eventualmente levantará el trofeo de campeón de un Slam.
El techo estuvo cerrado en la Rod Laver la mayor parte del día debido al calor de casi 38 grados Celsius (100 Fahrenheit), pero fue abierto poco antes del partido porque había bajado la temperatura.