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Duelo de titanes: Televisa-Telmex

Empresa

Alberto Barranco

Aunque en el papel la cancelación de la publicidad de las empresas del magnate Carlos Slim a Televisa se inscribe en un problema de estricto corte mercantil: un incremento punitivo de 20% en las tarifas por no inscribirse a tiempo en una promoción previa con adelanto al calce, la ruptura estaba cantada desde hace años

El primer signo de divorcio por incompatibilidad de intereses llegó cuando una y otra, alegando no soportar la convivencia en la misma mesa, vendieron sus porcentajes en el capital de la línea aérea de bajo costo Volaris.

Antes de ello, los roces habían llegado al terreno de las denuncias, al inconformarse Teléfonos de México ante la Secretaría de la Función Pública por una licitación convocada por el ISSSTE para su servicio de comunicación interna, que había sido diseñada a modo para beneficiar a una filial de Televisa.

En el camino, la Cámara Nacional de la Industria de Televisión por Cable, que en la óptica de Telmex controla Televisa, había lanzado una ofensiva de desplegados solicitando de plano la cancelación del título de concesión con que opera la telefónica, por presuntas prácticas monopólicas en materia de interconexión.

El último round, para no hablar de la frustrada alianza entre Televisa y Nextel, que le permitió a ésta adquirir a precio de ganga una concesión para operar una red nacional de telefonía celular en medio de un escándalo en el que aún no llega el punto final, o de la adquisición por parte de la televisora, en alianza con la Telefónica de España, de la red de fibra óptica de la Comisión Federal de Electricidad, fue el caso Dish.

Como usted sabe, Televisa se inconformó, vía un amparo, dos años después, con una resolución de la Comisión Federal de Competencia que le daba luz verde a la posibilidad de una alianza entre la cadena MVS de la familia Vargas, la empresa estadounidense Echostar Corporation y Teléfonos de México, para ofrecer un servicio de televisión satelital de paga. El papel de la firma del magnate sería prestar los servicios de promoción, facturación, cobranza y distribución vía su red de usuarios de telefonía fija... y sus oficinas de reclutamiento.

El cargo, cuyo monto resultó, y sigue resultando, con mucho, el más bajo del mercado, se incluye en el recibo telefónico. De acuerdo al consorcio encabezado por Emilio Azcárraga Jean, el papel de Telmex alcanza algo más que el de socio aleatorio, al inyectarle a la sociedad un capital de 300 millones de dólares, lo que contraviene el alcance de su título de concesión, que le impide ofrecer servicio de video.

Lo cierto es que detrás de la ofensiva está, desde un ángulo, la posibilidad, reconocida por el propio Slim, de que una vez que se le permita a Teléfonos de México incursionar en televisión, en reciprocidad con la concesión otorgada a Televisa para ofrecer a su vez servicio de telefonía fija y móvil, además de banda ancha, la cadena MVS será un aliado importante en su operación. Y lo cierto, más allá, es que Televisa no calculó el éxito que tendría Dish, quien alcanza en sólo dos años y tres meses de operación, un volumen de dos millones 600 mil suscriptores, cifra similar a la que tiene su firma satelital Sky... con más de una década en el mercado.

Lo dramático del caso es que, salvo el 11 y el 22, Dish no incluye en su oferta los canales de televisión abierta, alegándose, en el caso de Televisa, que se ha negado a pagar un costo justo de interconexión. El caso es que, colocada en el centro de la discordia la convergencia tecnológica, atrás quedaron los apoyos que le ofreció el magnate al presidente del consorcio, Emilio Azcárraga Jean, para consolidar su liderazgo tras la muerte de su padre, Emilio Azcárraga Milmo.

Quién recuerda ya cuando, a contrapelo de involucrarse en otro escándalo, Teléfonos de México adquirió un segmento del 50 por ciento del capital de Cablevisión, que no pudo convertir en mayoritario por la oposición de la Comisión Federal de Competencia, optando por la salida.

En aquel entonces la filial de Televisa arañaba la quiebra.

Quién recuerda cuando la sociedad de inversión de capitales Inbursa le prestó recursos a Televisa, con garantía de un paquete de acciones, para que el entonces joven Azcárraga pudiera liquidar a los que consideraba socios incómodos, entre ellos su primo, Alejandro Burillo Azcárraga.

La cancelación de la pauta de Teléfonos de México, Telcel, Sanborn's, Sears y demás anexas, pues, estaba más que cantada. Sólo había que buscar la parte delgada del hilo.

Lo inaudito del caso es que, tras minimizar el golpe, aduciendo que el cliente fallido apenas representa el 3.8 por ciento de la facturación en la televisora, y el 1.5 del total de los ingresos consolidados del grupo, Televisa tuvo un desplante de arrogancia: "Sin nosotros cualquier campaña publicitaria pierde una parte relevante de la audiencia objetivo".

Después de mí, el diluvio.

BALANCE GENERAL

Finalmente, luego de 100 posposiciones por regatearse la exigencia monetaria de la Tenedora K, ésta y PC Capital llegaron a un acuerdo para traspasar la primera las acciones de Mexicana de Aviación a la segunda, quien se encargará del rescate.

El arreglo se firmó ayer.

Como usted sabe, la firma tras la cual estaba el fondo estadounidense Advent, había adquirido a un costo simbólico de mil pesos los papeles que tenía en su poder el grupo Posadas y demás socios originales de la línea aérea.

El compromiso era capitalizarla. Sin embargo, el costo le resultó mucho mayor al calculado, optando por la graciosa huida, por más que debió cubrir gastos de operación por algunos días, mientras cerraba la cortina.

El escenario, en el papel, coloca en opción a la nueva dueña de las acciones de la línea aérea y sus filiales Click y Link, de inyectarle 250 millones de dólares, con obligación de transparentar los nombres de los nuevos socios, exigencia que hasta hoy se ha mantenido en el misterio, con la complacencia de la autoridad.

 PARA RIPLEY

Curioso, por utilizar un calificativo, que Altos Hornos de México esté realizando una y otra inversiones sin haber salido de la suspensión de pagos en que se ubica desde hace más de una década.

Como recordará usted, la firma se subió a uno de los últimos camiones de la Ley de Quiebras y Suspensión de Pagos, dejando en el aire una deuda de dos mil 800 millones de dólares.

Y aunque algunas de sus filiales han salido del paraíso, la matriz sigue acostada en la hamaca. La última inversión del consorcio que encabeza Alonso Ancira es de 100 millones de dólares, para construir y operar una planta productora de gases industriales que se ubicaría en Monclova, Coahuila. Debo, no niego; pago, no quiero.

 CINCO AÑOS

Ayer cumplió Proyecto 40, canal 40, su primer lustro al aire, con un éxito creciente, dada su oferta singular que combina programas de entretenimiento, culturales, tecnológicos, científicos, con análisis de la información y noticias sin calificativos.

La otra opción en televisión abierta.

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