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Ebrard, protestas y la pesadilla del chip

Gran angular

RAÚL RODRÍGUEZ CORTÉS

Si Marcelo Ebrard no quiere que crezca la furia en su contra de cada vez más capitalinos, ni poner más en riesgo la permanencia de la izquierda al frente del gobierno del Distrito Federal, ni sus aspiraciones presidenciales para 2012, deberá irse con más tiento.

El jefe de gobierno inició el año con una medida de fuerza para garantizar la construcción concesionada a capital privado de una obra vial que su administración considera necesaria e improrrogable, pero que ha atizado la furia de quienes se ven afectados por la llamada Supervía Santa Fe.

De manera que con el amanecer del año nuevo, apoyado por 300 granaderos, ocupó los 50 predios expropiados en la colonia La Malinche, de la delegación Magdalena Contreras, lo que inevitablemente lo confrontó aún más con quienes desde hace meses se oponen a la obra.

Ebrard había terminado el año con una franca insurrección de los vecinos de la colonia Narvarte, en la delegación Benito Juárez, que abiertamente rechazan la construcción de una nueva línea del Metrobús y se opusieron hasta el final, sin conseguir evitarlo, a la tala de árboles y palmeras de diversas vialidades de la zona.

Y para nada abonan a favor de su popularidad y aceptación los aumentos que vienen en el predial, agua y las tarifas de taxis, entre otros impuestos y servicios, ni el tortuoso trámite para obtener la nueva tarjeta de circulación con chip que vence en junio, pero que desde ya es una verdadera pesadilla.

Si con este último asunto no quiere seguir atizando la furia de los capitalinos, deberá jalarle las riendas a su secretario de Transporte y Vialidad, Armando Quintero y meter orden en la realización de dicho trámite que desde ya puede considerarse todo un monumento a la burocracia, la ineficiencia, prepotencia y corrupción.

Son decenas las quejas recibidas en este espacio por ciudadanos que concurrieron durante los últimos días de 2010 a realizar ese trámite que uno podría entender que busca modernizar los registros de automovilistas del Distrito Federal, pero que al llevarlo a cabo le deja a uno la desagradable sensación de que las cosas en México jamás podrán hacerse de la manera correcta.

Iniciar el trámite por Internet sugiere, de entrada, que el procedimiento será eficiente. Pero el desencanto aparece apenas lee uno en los diversos módulos cartulinas mal escritas y mal pegadas que anuncian que "no hay sistema", por lo que empleados desganados y malencarados exigen que los datos requeridos para el trámite se vuelvan a llenar a mano. Ahí empiezan las trabas y malos tratos, todo, según se detecta, para que sea uno el que ofrezca una "mordida" que agilice el tortuoso procedimiento.

Quienes entregan la dádiva o los que con una "lana" por delante llegan a solicitar las tarjetas de circulación de más de cinco vehículos, terminan el trámite en no más de una hora. Los que no, están condenados a soportar dilaciones y malos tratos hasta por cuatro o cinco horas.

Para corroborar lo denunciado, quien esto escribe acompañó a una solicitante de la nueva tarjeta de circulación con chip al módulo Magdalena Contreras, ubicado en Periférico Sur 3329, esquina callejón Oaxaca, San Jerónimo Lídice. Ahí conoció a José Arturo Mejía Navarrete, un verdadero arquetipo del burócrata mañoso y corrupto. Su adicción al cigarro era la coartada perfecta: cada 30 minutos interrumpía lo que estuviera haciendo para salirse de su módulo a fumar. Se trata de un tipo solícito con su jefa María de Lourdes Hernández Tapia, más preocupada por agilizar el trámite de los innumerables "coyotes" que dejan su "moche" para realizar el procedimiento a quienes de plano prefirieron pagar que soportar el infierno de hacerlo por cuenta propia. Con éstos Mejía Navarrete, en su insignificante parcela de poder, hacía gala de desprecio, prepotencia y hasta crueldad al igual que Héctor Cotardo González, otro empleado de mostrador que inicia trámites de quienes llevan horas en fila, les dice burlonamente que va a tardar y dedica la mayor parte de su jornada a quedar bien con los "coyotes".

Algo tendrán que hacer Marcelo Ebrard y su gobierno.

(rrodriguezangularotmail.com)

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