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Eclipse sexual de 9 meses y más...

El embarazo no debe ser motivo para que decaiga tu vida sexual

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Perla Graciano

No hay duda de que las personas pasamos por diferentes etapas en la práctica sexual a lo largo de nuestra vida. No es lo mismo el sexo que disfruta una pareja de novios que apenas inician su relación, a la que practican una pareja de esposos con más de 15 años de casados. La novedad y la satisfacción puede convertirse en rutina y desánimo. Sin embargo, hay una etapa que puede marcar la diferencia, una etapa de cambio donde el deseo puede disminuir o incrementarse, donde hay una serie de alteraciones a nivel fisiológico y psicológico que pueden alterar a las personas hasta el punto de alejarse a nivel sexual, o bien alcanzar la plenitud. Esta etapa es precisamente el embarazo.

El Doctor Juan Carlos Acosta de la Torre, Especialista en Sexología Clínica y Medicina Sexual nos explica: “Durante el transcurso de un embarazo, se producen en la pareja múltiples y profundos cambios, que pueden afectar distintas áreas de su relación. Pueden aparecer trastornos sexuales en la mujer, al igual que en el hombre. Las disfunciones pueden ser pasajeras o permanecer a lo largo de los nueve meses de embarazo, provocando cambios importantes en la dinámica sexual”. Por su parte, la Doctora Luz Marina Flores Padilla, Especialista en Ginecobstetricia y Perinatología concuerda con el doctor al considerar que durante el embarazo y en el período postparto temprano, la fisiología y psicología de la sexualidad pueden cambiar profundamente. “Las parejas por lo general no prevén estos cambios y hallan que el ajuste sexual se convierte en una de las mayores dificultades de la procreación”.

Deseo trimestral

Existen variaciones en lo referente a la satisfacción sexual, de acuerdo a los diferentes trimestres del embarazo, de acuerdo a lo que nos dice la doctora. “Durante el primer trimestre del embarazo hay una declinación general en el interés y satisfacción sexual que puede ser debida a las náuseas, fatiga y tensión mamaria que presentan la mayoría de las mujeres. En ocasiones, al comienzo del embarazo, la presión de la introducción del pene durante el coito puede ocasionar ligeras hemorragias debido a que el cuello de la matriz está reblandecido y tiene aumentada su vascularización”.

En este periodo puede ayudar el evitar las posiciones que favorezcan la penetración profunda del pene, pero la abstinencia no es necesaria, y los temores de dañar al feto son infundados, salvo que existan contraindicaciones médicas. “Si la gestación no presenta complicaciones: ruptura prematura de membranas, infecciones genitales y urinarias, hemorragias, amenaza de parto antes de término, etc; no hay prohibición para los encuentros sexuales”, asegura el Doctor Acosta.

Durante el segundo trimestre la adaptación física y psíquica contribuye más que nada a un estado de bienestar. La Doctora Flores nos dice que las mujeres pueden experimentar el orgasmo más frecuentemente, mientras que la resolución post orgásmica tiende a retardarse. “Una vez que se detectan los movimientos fetales, algunos hombres se sienten incómodos por este “tercer convidado" a la intimidad sexual”. Por su parte, el Doctor Acosta señala que ésta puede ser la etapa ideal del embarazo para que la mujer disfrute el sexo. “Algunas mujeres tienen la posibilidad de experimentar su primer orgasmo durante el segundo trimestre del embarazo, debido a la importante congestión sanguínea en la pelvis, que se presenta en este trimestre”. Debido al agrandamiento del abdomen la pareja puede intentar cambios en las posiciones sexuales que resulten más adaptables a la situación.

El tercer trimestre plantea problemas mayores al ajuste sexual para ambos miembros de la pareja. La frecuencia de los contactos sexuales en este lapso está disminuida, sin embargo los cambios experimentales en el interés y placer sexual varían. “Las parejas que practican relaciones en el embarazo avanzado pueden esperar percibir contracciones uterinas después del orgasmo, pero éstas no parecen ser más peligrosas que las percibidas habitualmente cerca del término; aunque se ha encontrado que puede haber disminución en la frecuencia cardiaca del feto secundaria a estas contracciones, no se ha documentado que lleve a un sufrimiento fetal y lo ideal es que se mantengan las relaciones sexuales hasta la semana 36 del embarazo”, explica la Doctora. Nuevamente se hace hincapié en el cambio en las posiciones sexuales, preferentemente en la penetración vaginal con el hombre situado por detrás de la mujer.

Barreras anti sexo

Algunas parejas suelen experimentar temor de dañar al bebé durante el coito, otras se pueden sentir inhibidas por los movimientos fetales, otras preocupadas por generar un prematuro nacimiento. Otra de las barreras que detienen a la pareja a disfrutarse plenamente son los cambios fisiológicos que generan importantes modificaciones en el físico, más allá del aumento del contorno abdominal. Poco a poco y a medida que va creciendo el producto de la concepción dentro del vientre materno, las formas de la mujer se van perdiendo. Muchas veces aparecen várices, manchas y estrías, que aunque suelen considerarse visitas normales y pasajeras, no son recibidas con aceptación.

Y es aquí dónde nos preguntamos, ¿qué debemos hacer para que el embarazo no trastorne la vida sexual de la pareja? Lo primero es identificar el problema a tiempo y tratarlo de manera correcta, pues éste puede convertirse en una situación definitiva, aún después de finalizado el embarazo. “Puede haber una declinación general en la actividad sexual, durando en algunas circunstancias hasta 7 meses post parto, lo cual puede atribuirse a incomodidades físicas, temor de dañar al feto, falta de interés o influencias de recomendaciones médicas, sin embargo algunas pacientes refieren un aumento del deseo y placer sexual durante el embarazo”, explica la Doctora Flores.

Para el Doctor Acosta, es importante analizar la historia clínica sexológica de la pareja, así como lo satisfechos y conformes que ambos se encuentran con su propia sexualidad. “La historia sexual de cada pareja, la salud sexual previa al embarazo, el nivel de comunicación que tengan los cónyuges entre sí, y especialmente ‘el nivel de información’ que tengan sobre ‘los cambios normales’ que se aproximan, determinarán la predisposición o no, a padecer trastornos sexuales durante la gestación”, y destaca que es de gran importancia que la mujer conserve su capacidad erótica y orgásmica durante el embarazo. “La primera, contribuye a mejorar su autoestima, más allá de los cambios, así como la armonía conyugal; y la segunda, ayuda a mantener la elasticidad y la flexibilidad de los músculos pélvicos, tan necesarias para el parto”.

Más allá del embarazo

La mayoría de las causas que pueden tornar permanente una disfunción sexual, tienen que ver con la llegada del bebé a la casa, donde se propicia la falta de intimidad, la redistribución de roles, además de que a la madre se le demanda más atención hacia el nuevo huésped, por lo tanto falta más tiempo para interactuar con la pareja, lo cual va diluyendo el interés por resolver el problema. La prioridad ahora es otra: el bebé.

Tal como lo explica la Doctora Flores, en lo que se refiere al periodo post parto, por lo general existe un desinterés sexual que puede ser explicable por la fatiga y sueño interrumpidos, la depresión y los sentimientos negativos sobre la forma y tono de la figura física maternal. “A ello debe agregarse las preocupaciones con el cuidado del niño, el temor a la sensibilidad del periné lesionado cuando es un parto o a lastimar la herida abdominal cuando es una cesárea, así como a las molestias de la ingurgitación mamaria por la lactancia. Esta última también ocasiona resequedad vaginal con la consiguiente molestia”.

La transformación del cuerpo de la mujer, también dificulta que se reanude la actividad sexual después del parto, según el Doctor Acosta. “Estos cambios pueden provocar una alteración desfavorable en la imagen corporal erótica de la mujer. En estas circunstancias, ‘ellas’ podrían no sentirse atractivas y deseadas para la relación sexual, y en otras ocasiones son los varones quienes no experimentan excitación ni motivación por un cuerpo que ha perdido sus cualidades eróticas”.

De vuelta al sexo

En general se acepta que a las 4 semanas después del parto, la pareja puede reanudar las relaciones sexuales. “Siempre debe considerarse la contracepción ya que aunque las madres en lactancia pueden no ovular, siempre existe el riesgo de embarazo”, señala la Doctora y agrega que el hombre debe comprender todos los cambios que suceden con el embarazo y apoyar y tenerle paciencia a su pareja ya que esto logrará afianzar más la confianza y el cariño que deben mantenerse sobre todo en esta etapa, para recibir al producto de la concepción con todo el amor que requiere.

Para finalizar, el doctor Acosta hace alusión a que la sexualidad no es únicamente el uso de los genitales, y que cuando una pareja desea compartir sentimientos de intimidad y amor, lo puede hacer sin necesidad de una relación coital con penetración excluyente. “Distintas posibilidades a través de masajes, caricias y mimos, pueden ser una importante fuente de placer sensual y comunicación intima tanto durante el embarazo como fuera de él. Hay que recordar que la sexualidad es un derecho que está disponible para todos”.

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