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Ecología regional: cambios en el paisaje urbano

A la ciudadanía

MANUEL VALENCIA CASTRO

Poco a poco se observan cambios en el paisaje urbano. Algunas plantas con esfuerzo, encuentran un resquicio de vida entre su quemada estructura vegetal, hoy convertida en madera seca. Los pingüicos quizá, son los más tenaces y agresivos, rebrotando en las partes bajas de sus otrora exuberantes ramajes. Pero no son de ninguna manera los únicos, un potente crecimiento se observa en las moras, lilas, rosa laurel, fresnos, álamos y sauces. A estas fechas todos estos árboles se han vestido de verde uniéndose a todos los matorrales conocidos como truenos, los cuales ni se inmutaron con la helada, lo que está logrando cambiar el aspecto desolador que durante todo marzo prevaleció en nuestra querida Comarca.

Podemos decir lo mismo de una gran cantidad de árboles frutales que no sólo resistieron el efecto de la helada negra, algunos de ellos, los caducifolios (los que pierden la hoja en el invierno), se fortalecieron logrando ahora un excelente y fresco follaje. Entre éstos encontramos a la vid, el nogal, el ciruelo, el membrillo, el manzano, el durazno, entre otros. Desde luego debemos honrar a los cítricos como el naranjo, el limón, el mandarino y la lima, que si bien fueron afectados parcialmente en su estructura y en su fisiología (retraso, tal vez nula floración), se repusieron mostrando actualmente un brillante follaje.

Otro grupo de árboles que por sobradas razones no fueron afectados por la helada, aunque sufren un poco en el período de calor, son algunas coníferas de hojas perennes (o siempre verdes), como el ciprés que puede crecer hasta 20 metros de altura y llegar tener troncos de 60 centímetros de diámetro, la thuya de un verde oscuro bellísimo, y algunos pinos como el piñonero que es más raro.

También se suman los arbolitos que ya se están plantando en algunos frentes de casa, me ha tocado ver moras o moreras, cedros y fresnos, aunque también ficus y laureles. No aprendemos, seguramente estos últimos prosperarán con aplicación de grandes cantidades de agua, pero por desgracia regresarán las heladas y nuevamente morirán y tendremos que volver a empezar. Esto es ni más ni menos que un caso de jardinería insustentable, primero por su elevado consumo de agua y segundo porque no podemos asegurar su permanencia en el tiempo.

Existe un árbol nativo que poco se conoce, se trata de una planta que conjunta la belleza y la rusticidad. Me refiero al mimbre o sauce del desierto que durante mucho tiempo fue utilizado por artesanos que construían y elaboraban con sus delgadas y flexibles ramas, hermosísimos muebles y otros productos. Desafortunadamente, la defoliación de la planta para su utilización y la escasa humedad de los sitios en los que se encontraba, ocasionaron que su población disminuyera de una manera impresionante su tamaño. Actualmente, se encuentran algunos ejemplares distribuidos en diferentes lugares de nuestra comarca. El mimbre es un árbol mediano que puede crecer hasta ocho metros de altura (aunque en Gregorio García conocí un mimbre de más de 40 metros de altura que fue removido para mejorar el paso de los vehículos) y una copa de 15 metros de ancho, es de consumo bajo de agua y no requiere de sombras o medias sombras. Sus hojas son como las del sauce y produce cientos de flores-orquídeas de color morado-rosa. Requiere mantenimiento y podas de formación, asimismo, sus inflorescencias son atacadas por ácaros y áfidos. Se puede combinar en un jardín con tres estratos, en el primero se ubicaría al mimbre, en el estrato del matorral plantas de flores amarillas y en el estrato herbáceo plantas de flores de diversos colores.

Otros árboles que tuvieron éxito en la pasada helada son las acacias y los mezquites. De las acacias mencionadas en otra de estas colaboraciones, la que tiene mayor capacidad para tolerar las temperaturas extremas bajas es la conocida como uña de gato, la cual además es de bajo consumo de agua. No obstante, el huizache aunque es menos tolerante a las heladas negras, se repone y también es de bajo consumo de agua. Una poda de formación en cualquiera de estas acacias puede convertir el árbol en una acacia de copa plana, la cual es muy atractiva.

Finalmente, es importante reconocer la importancia que tienen los jardines en las ciudades. Los árboles urbanos son como un bosque, que nos proveen de numerosos beneficios como la sombra, color, fragancias, texturas, ahorros de energías, mejora la calidad del aire, y si los diseñamos acorde con el uso de plantas nativas, entonces tendremos importantes ahorros de agua.

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Escrito en: merito ecologico

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