Dos son los problemas fundamentales de los mexicanos: educación y pobreza, que permanentemente van aparejados, en un círculo vicioso difícil de romper.
A menor educación, menos oportunidades y mayores necesidades, hasta llegar a la miseria.
Habría que dialogar largamente el origen de la pobreza; aparecerán posturas radicalmente opuestas y pocos serán capaces de reconocer que la situación personal, familiar y social en la carencia, estriba en cada uno de nosotros.
Cada año, para estas fechas, aparecen noticias "morbosas" sobre hombres ricos; entre ellos Carlos Slim, a quien acusan del gravísimo delito de ser millonario, olvidando las virtudes poseídas y siempre recordando acusaciones sobre la manera de enriquecerse.
Otro rico, por razones opuestas, es el narcotraficante Guzmán; la revista Forbes lo ubica entre aquellos con más de mil millones de dólares en sus haberes. Es un criminal y hay quienes llegan a admirarle envidiando su dinero y olvidando los orígenes.
En ambos casos: uno de esfuerzo y trabajo, otro de delincuencia, se explota lo malo, negativo o ilícito de ser rico en medio de sesenta millones de pobres. ¿Cree Usted que ésta en una apreciación correcta?
Los estudiosos de la pobreza dicen que "si se repartiera todo el dinero en partes iguales, entre los más de seis mil millones de habitantes del planeta Tierra, al siguiente momento ya tendríamos a algunos con más dinero".
La riqueza, sin duda, es cuestión de trabajo, oportunidades y visión; para ello se requiere de un ingrediente importante: la educación. Nosotros, antes de ser país pobre, somos insuficientemente educados. ¿Lo cree así?
La pobreza llega a ser considerada como virtud entre los mexicanos: ser pobre tiene el sinónimo de honrado y para ejemplificar, piense en el comentario frecuente al conocer de la situación holgada de alguno que antes sufrió limitaciones materiales: "¡seguramente es narco o "ladrón!"
El éxito lo relacionamos con lo negativo; decimos: -"claro, ése se presta a todo tipo de transas".
Ser político es sinónimo de ladrón y oportunista; desgraciadamente hay muchos que justifican el dicho, olvidando históricos que murieron pobres, caso de Iturbide o Juárez.
Los profesores, pobres frecuentes, hasta hace poco tiempo eran personas reconocidas por su erudición y maneras de ver el mundo con sobriedad.
Aquéllos dedicados al arte, que expresan los más bellos sentimientos humanos, comúnmente viven en la pobreza.
Desgraciadamente somos ambivalentes y juzgamos malo tener dinero, aunque lo deseamos con vehemencia; tal vez por eso corrompemos a los buscadores de la verdad y la belleza; profesores y artistas, entre otros.
Muchos caen en la tentación y buscan enriquecerse en dinero, dejando de lado la vocación y el humanismo. Piense en el maestro corrupto o el artista que vende su don.
Aún quienes son reconocidos por su servicio comunitario, como médicos o empresarios de éxito, deben esconder su éxito material, temerosos de la crítica.
No olvidemos lo aprendido como bueno o malo a través de la religión: ser pobre, deja la oportunidad de la recompensa celestial; el rico, deberá esforzarse pasar "el ojo de una aguja".
Sacrificarse con resignación es de buen cristiano; ¿para que esforzarse?, si el rico no recibirá ni una gota de agua escurrida del dedo del mendigo en la gloria y con Abraham. Peor aún: si el dinero es malo y Dios es bueno, entonces, Dios y el dinero no son compatibles. ¿Para qué esforzarnos y trabajar o estudiar más para mejorar?
Seguramente comprende porque estamos tan confundidos y en algunos casos vencidos.
Por eso no dimensionamos la importancia de estudiar para prepararnos y "ser jefes", consecuentemente ganar más; ser rico lo calificamos negativamente: de ilegal, sucio, vergonzoso y sospechoso; decimos: "ese es asquerosamente rico", aunque nosotros deseamos serlo.
Compramos lotería ilusionados en riquezas para tener, poseer, gastar; ser como los artistas millonarios o deportistas sobrevalorados. Trabajar y producir más ni lo pensamos; por el contrario, soñamos con el dinero que nos permite dejar de laborar.
¿Quiere más contradicciones?: juzgamos duramente a quienes estudiaron para adquirir herramientas que les hicieron más útiles a la sociedad, correspondiéndole con mejor paga: - ¡médico ratero, ...por eso es rico!, sin reconocer que para ganar ese dinero se mantiene estudiando toda la vida. Inconsistentes, gozamos las noticias amarillistas de los gastos inútiles de cantantes y actores, aunque tampoco pensamos en los años de privaciones, estudio, humillaciones y hasta vejaciones que vivieron antes de la fama.
Definitivamente es malo ser rico y estudiar es trabajo agotador; no leemos ni un libro promedio anual por habitante, sin embargo, devoramos programas de televisión idiotizantes.
Lo invito a dialogar el tema y luego de reflexionar; hacer algo por cambiar la actitud hacia la vida; sobre todo, motivar a los menores para prepararse en base al estudio, trabajar lícitamente y ganar dinero aplicándolo a satisfacer las necesidades reales de la familia. ¿Qué le parece?
Ydarwich@ual.mx