¿Cómo puede justificarse la conducta de Judas Iscariote? A dos mil años de haber traicionado a Jesús aún no se sabe cuáles fueron los motivos para convertirse en el traidor por antonomasia de la historia de la humanidad. ¿Qué pensamientos pudieron llevarlo al grado tal que su apostasía le ganó la animadversión hasta la fecha de todas las generaciones que le siguieron? La tradición lo ha convertido en un guiñapo que cuelga de una cuerda en cualquier cruce de calles, los días que llamamos Sábados de Gloria, cuando se abrían las puertas del Cielo, atronaban los cohetones que le cubrían el cuerpo, saliendo disparados los objetos que los comerciantes del mercado Villa, La Central, tienda de abarrotes, colocaban para que la chiquillada del barrio lanzando un alarido se abalanzara loca de gozo a tomarlos. Los monigotes realizados por verdaderos maestros de la pirotecnia hacía que se desprendieran entre nubes de humo con olor a pólvora, tal como mencionan debe oler el infierno. Era común que el Judas fuera personificando al mismísimo diablo por lo que bastaba que sobre su testa llevara los cuernos que le caracterizan, para tenerlo por tal.
¿Judas y el diablo? Sí, en efecto, ambos llevan la simiente de la deslealtad, siempre que por diablo entendamos al arcángel Luzbel que encabezó la rebeldía en contra del Ser Supremo. Dicen las crónicas que han llegado hasta nosotros, que Luzbel era un ángel muy hermoso, no había quién se le pudiera igualar en belleza, pero precisamente ésa fue su perdición. En su caída arrastró a un tercio de los ángeles del cielo. John Milton, en lo que se considera un clásico de la literatura ingles, escribiría El Paraíso Perdido (año de 1667) en el que el diablo se amotina en contra de su Señor. Hay muchos elementos que pueden juntarse, cuya soberbia lo lleva a sublevar a sus partidarios, dando lugar a que sea derrotado y empujado junto con los suyos, entre los cuales estaba Satanás, a los merititos avernos. Cuál no sería la arrogancia de este Satanás, que mientras se revolcaba en el polvo exclamó lleno de ira: mejor es reinar en el infierno, que ser servidor en el cielo o sea el equivalente a que más vale ser cabeza de ratón en los infiernos que cola de león en el cielo. Y no satisfecho con conspirar contra el Creador, se atrevió a declarar que los ángeles eran seres autónomos, pretendiendo eliminar así la autoridad de Dios.
Es Judas, a través de los tiempos, quien repite el trágico caso de la desobediencia que conduce a la expulsión de Adán y Eva, quienes seducidos por el diablo comen, lo que tenían prohibido, del árbol de la vida. Su contumacia es similar a la actitud de Judas. Muestra que la desobediencia es mala consejera, a menos que la fuerza del contrario sea menor a la tuya. El ángel malo, al verse derrotado por aquéllos que estaban del lado del bien, ideó vengarse. Estaba enterado desde los antiguos tiempos que Dios había obrado a través del Espíritu Santo para crear un hijo que sería su heredero. Eso su orgullo no permitiría soportarlo por lo que se dirigió a la Tierra logrando colarse en el Paraíso destinado como hogar a los padres originales de los seres humanos. Los demás detalles son de sobra conocidos. Desde entonces hay dos voces entre nosotros: las que nos incitan al mal y las que llaman a ejercer las virtudes que manda el Señor. Lo que vemos en las calles de nuestras ciudades sólo podemos combatirlo a través de la razón y la justicia. En el momento que levantamos la bayoneta para destrozar el vientre de nuestro enemigo estaremos dejando que el nuestro sea hoyado por el mal.-
Regresemos de esa digresión a lo nuestro. Se acostumbraba en aquellos años, quemar figuras de políticos famosos por sus tropelías que el pueblo, en lo que se convertía en una verbena, quemaba ante el regocijo popular. Me pregunto ¿a quién pondríamos en la cuerda?, si el hábito del inocente desquite fuera en estos días. Pero sigamos, ¿fue tan malo y execrable lo que hizo Judas? Apareció un texto encontrado casualmente, del que se deriva, que Judas sólo cumplió un encargo, como supremo acto de obediencia, ya que quien se lo había ordenado era el propio Jesús que, para los gnósticos, representaba un acto sagrado, ya que ayudaba a liberar del cuerpo El Espíritu Santo de Jesucristo. Judas realizó una traición de común acuerdo con su amigo de la infancia, dado que fue su discípulo más cercano y en que Jesús depositó toda su confianza. "lo que tengas que hacer, hazlo ya" le dice a Judas. ¿Había un entendido entre ambos? El Iscariote, vilipendiado a diestra y siniestra pudo ser el apóstol de todas sus confianzas, quedando revaluado como un protagonista inteligente, discreto, honrado, capaz de cumplir a cabalidad con la función de traidor que se le había encomendado.
Eso de que arrepentido arrojó las treinta monedas en el templo para luego ahorcarse en un lazo que había colgado de la rama de una higuera, una versión que según el evangelio de Judas, no correspondió a la realidad ya que lo hecho fue con el pleno consentimiento y si se puede creer, a petición del propio Jesús, quien en el momento en que se acerca Judas le dice: Judas, con un beso entregas al hijo del hombre. Por cierto en aquel tiempo se usaba besar a los maestros en el dorso de la mano por lo que se asevera no hubo beso en la mejilla. ¿La realidad cuál fue?, todo indica que a pesar de su evangelio seguirá Judas cargando su propia cruz, la de un protagonista que delata a su maestro. Según San Mateo, San Marcos y San Lucas, quienes relatan los momentos cruciales de la detención de Jesús, era necesario que fuera señalado por alguno de sus seguidores pues era de noche y se alumbraban con luz de antorchas. Llegó Judas hasta Él, dándole el beso mediante el que lo entregaba.