Migrantes en Veracruz camino a Estados Unidos. 2011.
Independientemente de todas las especulaciones que se han formulado en torno al 2012, la realidad despliega ante nosotros lo que es posible esperar para el nuevo año, lo cual en definitiva nos afectará directa o indirectamente según los antecedentes que observamos. La gran pregunta es: ¿estamos preparados para lo que viene?
Estamos a punto de recibir el 2012, año sobre el que se han expresado infinidad de teorías.
En la medida en que tenemos más cercana la fecha, hemos visto y escuchado hipótesis capaces de generar temor: que si el calendario maya señala el comienzo de una nueva civilización; que si poderosas tormentas solares afectarán a nuestro planeta; que si llegará el Apocalipsis según las predicciones de Nostradamus, y una serie de conjeturas que han sido rechazadas por infinidad de científicos.
Más allá de las creencias y la manipulación que muchos de esos supuestos tienen como objetivo, un panorama más tangible se muestra ante nosotros como indicio de lo que presenciaremos en el nuevo año y seguramente influirá en nuestras vidas en mayor o menor grado.
Aspectos relacionados con la fragilidad económica, el medio ambiente, el panorama epidemiológico que cada vez da más sorpresas, además de los conflictos sociales y políticos, la transformación en las formas de interacción (a partir de los avances tecnológicos) y sus consecuencias, las latentes manifestaciones de discriminación y en general el comportamiento que como individuos y miembros de una colectividad tendemos a adoptar, marcarán el curso de la Historia, porque los expertos señalan que en cada una de esas áreas habrá cambios importantes.
Tenemos ya el precedente de los últimos años; por ejemplo hemos atestiguado fenómenos naturales de proporciones nunca antes imaginadas; enfermedades consideradas como erradicadas han comenzado a resurgir incluso con fuerza superior a la de ayer, junto a un vasto número de manifestaciones sociales y económicas las cuales independientemente de alarmarnos deben ser motivo de reflexión y generación de conciencia en lo personal y en lo comunitario, respecto del papel de la humanidad en tiempos actuales.
¿Qué tan preparados estamos para afrontar todas estas situaciones? ¿Qué nos corresponde hacer? ¿Acaso sólo tendremos que ver pasar la realidad frente a nuestros ojos?
Sin duda, es esencial que seamos conscientes de las circunstancias en las que recibiremos el 2012; en otras palabras, identificar desde hoy el color del año que está a punto de empezar.
EL BOLSILLO DEL MUNDO
En la época reciente el bombardeo de noticias sobre la caída de las bolsas, los endeudamientos multimillonarios, los recortes presupuestales y los rescates financieros, no se ha hecho esperar.
La crisis en la que hoy por hoy están sumergidas las grandes potencias nos hace pensar que incuso el sistema capitalista podría encontrarse en su recta final, aunque hay quienes lo definen como un simple reacomodo a nivel global.
La realidad se ha venido reflejando en los últimos años con el cierre de poderosas empresas transnacionales como Japan Airlines o Borders (la segunda cadena de librerías más importante en Estados Unidos) y muchas más. España es uno de los sitios con mayor mortalidad de compañías.
El informe Perspectivas Económicas Mundiales del Fondo Monetario Internacional (FMI) está plagado de malos augurios al referir que la economía mundial “entró a una nueva fase peligrosa”, al verse afectada por una recuperación más lenta de lo previsto. Una expansión económica débil es lo que en resumen advierte el FMI para el corto plazo y con ello, todas sus consecuencias durante el 2012.
“Es una crisis que llegó para quedarse”, asevera Fernando Royo, Director del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF) Sección Laguna al referir que ésta detonó desde 2008, como una gran llamada de atención al orbe entero cuando Estados Unidos incurrió en un enorme déficit producto de la economía de guerra que generó en aras de su seguridad.
Y mientras los dos principales motores de la riqueza internacional (Europa y Estados Unidos) se ven arrastrados por los efectos de esta enorme crisis, países como China empiezan a tomar un papel fundamental rescatando las finanzas de Grecia e Irlanda mediante la compra de bonos.
Ante el panorama mundial, México se percibe vulnerable. El 80 por ciento de nuestras exportaciones son a Estados Unidos y eso nos da una idea de lo delicada que será la situación en los próximos meses, por tener una economía exportadora supeditada a un gobierno que está metido en un gran conflicto.
Si bien el manejo de las cuentas globales del país ha ayudado a ‘amainar’ el problema y no se ven las mismas dificultades que en décadas pasadas, el estancamiento y la agudización de los aprietos monetarios serán notorios si no se adopta una estrategia diferente. Según los expertos ésta podría encontrarse en acuerdos comerciales con naciones como Japón, Colombia o estados europeos que hasta ahora no han sido aprovechados por la comodidad que implica exportarle únicamente al ‘tío Sam’.
Aunado a una economía exterior más diversificada, la prioridad y urgencia para el 2012 se relaciona con la aprobación de las reformas estructurales (hacendaria, energética, política y educativa), cuya ausencia hace que México siga operando con leyes de hace 70 años que no corresponden a la realidad actual.
Un ejemplo: más del 50 por ciento de la actividad comercial que se practica en el territorio azteca corresponde a la del mercado informal, que a través de una reestructuración fiscal podría integrarse a la legalidad.
En el mismo tenor, para que el más de un millón de jóvenes que cada año egresa de las universidades logre incorporarse al mercado laboral, se necesita que México tenga un crecimiento del siete por ciento anual. De lo contrario las oscuras cifras de ni-nis, de gente que no encuentra un empleo o que lo pierde, de empresas que cierran e inversiones que se esfuman, seguirán elevándose...
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