El corazón de los Guerreros
Las porras han sido un sello característico de Santos Laguna desde su aparición en la temporada 1983-1984 en Segunda División “B’’, y se fueron incrementando con el paso del tiempo. Una de las primeras fue la de Sol Plateas, que dirige Salvador Perales, mejor conocido como “El Comandante’’, por el pasamontañas que usa.
Después aparecieron La Komun al mando de Luis Aguilera, La Tribu de Magda Tovar Salazar y Ariel Hernández Morales, Los Machones, Los Muchachos de Zapopán de Ernesto García de Ciudad Lerdo, Guerreros de Corazón, Guerreros del Sol, Los Vecinos y La Porra Nocturna, entre otras.
Al principio eran unas cuantas, pero a partir de la temporada 1993-1994, la del subcampeonato al mando del técnico chileno Pedro García, el número de porras se incrementó, pues fue en la Liguilla de ese memorable torneo cuando nació la Santosmanía.
Basta decir que durante los interescuadras semanales de ese campeonato asistían alrededor de cinco mil personas al viejo Estadio Corona para presenciarlos.
El papel de las porras en los 27 años de vida del Santos Laguna, desde su aparición en las temporada 1983-1984 hasta la actualidad ha sido primordial en juegos de temporada regular, Liguillas y no se diga en partidos de campeonato.
Las porras tienen un peso específico a la hora del encuentro, ejercen presión sobre el equipo visitante, sin olvidar que el árbitro Arturo Brizio Carter confesó que no se había atrevido a anular el gol anotado en fuera de lugar por Jared Borgetti en el juego de vuelta de la final del Invierno 96, que le dio el primer título a los Guerreros, pues si lo hubiera hecho, no había salido vivo del viejo Estadio Corona aquel 22 de diciembre de 1996.
Un estadio sin una porra, sería un inmueble sin vida, sus cánticos no paran durante todo el encuentro, sus integrantes no dejan de saltar ni de alentar durante los 90 minutos de juego a los Guerreros.
Actualmente siguen vigentes La Komun, Sol Plateas, a la que se integró la porra de Los Vecinos, y La Tribu, entre otras, las cuales no faltan a ninguno de los partidos de local de Santos Laguna y lo acompañan a las diferentes plazas que visita en temporada regular y Liguillas.
Las porras de los Guerreros no están exentas de sufrir agresiones, como la ocurrida en febrero de 1994 en Ciudad Victoria, Tamaulipas, en Guadalajara en 1995, en sus visitas a Monterrey para los partidos de Santos Laguna contra Tigres y Rayados.
La porra sufre con las derrotas del Santos Laguna y ha gozado a lo grande los tres campeonatos conquistados hasta el momento, y sueña con una estrella más, pues los triunfos de los Guerreros son su alimento diario y razón de ser.