En los regímenes que se precian de ser democráticos, la confianza ciudadana es el principal activo que un gobierno puede poseer. Gracias a esa confianza, una administración puede recaudar los suficientes recursos para llevar a cabo los proyectos necesarios para fomentar el desarrollo de una ciudad, estado o país. Y es también con confianza como dichos proyectos pueden sumar esfuerzos en todos los sectores. Así es como se hace posible el avance en las sociedades democráticas.
En este sentido, el gobernador electo de Coahuila, Rubén Moreira, tiene frente a sí un desafío enorme. La actual administración estatal, encabezada primero por Humberto Moreira y actualmente por Jorge Torres, concluirá en dos meses en medio de serios cuestionamientos acerca de una deuda pública de casi 34 mil millones de pesos que hasta el momento no se ha detallado para qué se utilizó, y parte de la cual fue solicitada y autorizada con base en documentos falsificados por el Sistema de Administración Tributaria del Estado de Coahuila (SATEC).
Con este lastre, el próximo Gobierno del Estado iniciará funciones con la imperiosa necesidad de incrementar la captación de recursos para garantizar, por una parte, el cumplimiento de los compromisos financieros derivados de la inmensa deuda pública, y por la otra, la puesta en marcha de las obras y programas prometidos por el futuro gobernador constitucional.
En reciente entrevista concedida a El Siglo de Torreón, Rubén Moreira habló de forma reticente sobre la idea de hacer del suyo un "gobierno del orden". Al intentar explicar esta abstracción, el próximo mandatario coahuilense orientó su discurso más hacia lo que hay que "ordenar" en la sociedad, y no a lo que hay que arreglar dentro de la administración, que no es poco.
Si Rubén Moreira en verdad quiere que su idea del "gobierno del orden" rinda frutos, deberá empezar por tratar de ganarse la confianza de los habitantes de la entidad, con transparencia, claridad y un manejo responsable del erario. Sólo así podrá alcanzar el orden al que aspira, y contar con los recursos necesarios para cumplir con sus promesas. No tomar en cuenta lo anterior, sería continuar por la ruta del despotismo trazada por su hermano.
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