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EL DIVÁN

Las redes sociales y la infidelidad

Por: Lic. José Antonio Miranda Hernández

El jueves de la semana pasada asistimos a un programa de radio como habitualmente lo hacemos desde hace años. Los temas han variado a lo largo de este tiempo pasando desde el temor a la intimidad hasta el efecto psicológico del futbol en la región, incluso a hablar de temas controvertidos como la adopción en parejas del mismo sexo y hasta la personalidad de los ex presidentes del país.

Sin embargo nunca como antes, al menos no lo habíamos palpado así, el tema de las redes sociales y las posibles infidelidades tuvo tantos radioescuchas, tan es así que incluso se pidió que se hablara de ello en otras emisiones y la cantidad de personas que asistieron a una sesión de psicología ascendió notablemente.

¿Qué originaría tal suceso? Pues para saberlo sería necesario hacer una encuesta, y para como están las encuestas en México probablemente den como ganador al PRD en Torreón, en otras palabras tienen de seguridad lo que Simas de eficiente para tapar pozos a lo largo y ancho del Centro de Torreón.

Volviendo al tema, parece que una hipótesis asequible es que tanto la infidelidad como las redes sociales, incluyendo el celular son temas y herramientas utilizadas por la mayoría de la población.

Imagine usted que su esposa le pida por un momento checar su celular de todo a todo ¿Cuál sería su respuesta? Aquí hay dos cosas súper interesantes como dirían los chicos "nice" de La Laguna. Que mi esposa cheque el celular sería en un principio una petición aceptable, ¿Finalmente qué tiene de malo? El problema viene cuando esta solicitud es originada por la desconfianza hacia el cónyuge, de quien se presume una infidelidad. Otro punto trascendental estriba en que el celular es de uso privado y los mensajes que mande o deje de mandar serán única y exclusivamente para uso del usuario, por lo que solicitar ver su teléfono, sólo será indicio de invasión a la intimidad.

Imagine mi estimado y hermanado lector, por aquello de las campañas de decirle que no al hermano, o si todos somos hermanos, si la persona con la que se mensajea mi novia es un individuo que no es real, es decir, sólo chatean y se imaginan tener una relación, que sólo se vuelve fantasía porque es a distancia, sin compromisos y basada en el desconocimiento real. ¿Hablaríamos de una infidelidad? Difícil, ¿No? Lógicamente se crearía un conflicto de pareja si se llega a conocer el contenido de las charlas en la computadora, aunque psicológicamente lo único que develaría serian dos cosas: la evidente falta de confianza en la pareja, y en segundo lugar la crisis eminente que existe entre los dos, cuando alguno de ellos se toma el tiempo y la energía suficiente para "compartir" con otro sus alegrías y sinsabores.

¿A qué ayuda la tecnología o las redes sociales entonces? Pues en realidad si ayuda a acortar distancias, a mantenernos informados, a estar al día con las innovaciones que nos permiten seguir en la "jugada" del mundo actual, pero como cualquier adelanto en la humanidad, han traído consigo la pérdida de la intimidad, la cercanía, la amistad, la frivolidad en las relaciones y sobre todo a la posibilidad de vivir una vida paralela, en otras palabras ser otra persona quien en realidad no soy yo.

Se me viene a la mente la imagen de un adolescente que para ser más aceptado por el grupo, se presenta en Facebook como una persona social, inteligente, atractiva y segura de sí misma, cuando carece de la mayoría de estos atributos. Probablemente generará seguidoras y enamoradas en la red, pero finalmente para mantener eso terminará siendo otra persona, muy amada quizás, pero no en la realidad ni quien es en realidad, para hacer esto más trágico.

Ahora piense por un momento en un adulto, que se supone maduro y seguro de sus objetivos de vida, quien pasa más de tres horas diarias frente al twitter, hablando con amigos imaginarios y sintiéndose otra. Seguramente terminará en una crisis en la cual se sentirá más a gusto dejando sus problemas reales de lado e intentando resolver los problemas que están fuera de su control y por tanto fuera de cualquier posibilidad de solucionarlos.

¿Quién no conoce en las redes sociales a los típicos personajes que dan consejos y soluciones a todo mundo y en realidad no pueden solucionar uno solo de los propios?

Considero vital en esta era de la tecnología no resistirnos al cambio y adaptarnos a los avances tecnológicos, pero sin dejar de lado nuestra esencia y objetivos de vida, que en principio son quienes definen quien somos y hacia dónde vamos y no al revés volteado como diría Cantinflas.

Como dicen por ahí ¿Usted qué opina?

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