Estoy de vacaciones, ¿ahora qué inventamos?
Es difícil no caer en la tentación de hablar del tema de moda de esta semana que es la Navidad, que si es época de dar y recibir, o época de depresión, o de alegría o de encuentros con familiares casi extintos o algo por el estilo. Pero no caeremos en la tentación, en primer lugar porque cada quien le da a estas fechas el significado que desea y es muy respetable y en segundo lugar no somos expertos en el tema y para finalizar, contará usted con vasta información sobre el tema.
Le propongo abordar un tema candente y que mucha gente lo elabora en secreto "La infidelidad en tiempos navideños" ¿Qué le parece? Bueno, tengo que reconocer que este tema me lo recomendó el Grinch y uno que otro amargado navideño, pero me pareció interesante, por no decir que escandaloso, digno de un programa que se llamará "El Diván de América" o "Cosas del Diván".
Pero aunque usted no lo crea, este fenómeno tiene su gran auge por estas fechas, debido a que durante el año las parejas principalmente se encontraron poco por sus actividades laborales, quedando sólo la noche y con los trabajos actuales, sólo lo que deseaban era dormir en lugar de probar el kamasutra recargado y no por lo gordo del marido sino por lo novedoso.
Aunado a esto la época navideña trae vacaciones generalmente, lo que provoca un reencuentro en la pareja con quien a veces no se desea estar, máxime con sus familiares que vienen de lejos y pareciera que traen la mala vibra cargando desde sus hogares.
El caso mi estimado y beodo lector es que el tiempo se vuelve óptimo para reflexionar sobre nuestras relaciones, hablando del tema de pareja, sobre si está en el mejor momento, si todavía la quiero, si conviene sólo quedarme por los hijos, y más aún cómo le voy a hacer para ver a mi novia en estos tiempos que no tengo pretexto para salir.
Sé que es un tema difícil y mucha gente prefiere darle la vuelta, pero se sorprendería si saliera a la calle y tuviera el poder de leer el pensamiento y ver cómo una gran cantidad de parejas está pensando en otra persona que no es su marido, esposa o concubino.
¿Por qué se produce este fenómeno? En realidad lo han tratado de explicar desde sociólogos, psicólogos, hasta doctores sin llegar a algo definitivo, pero creo que uno de los factores importantes, sin intentar encontrar el hilo negro, que por cierto ése sólo lo encuentran los diputados en México, es la convivencia y la gran cantidad de tiempo que pasan las personas en su trabajo.
¿Esto quiere decir que mi marido me es infiel con la computadora porque se la pasa más de 8 horas con ella? No, la infidelidad no se da sólo por la convivencia, sino imagínese, todos estaríamos en ese dilema. Pero el compartir ideas, pensamientos, proyectos, problemas y sobre todo cotidianeidad con otro puede propiciar que ese acercamiento devenga en una relación. Agréguele usted a esto la falta de comunicación con el cónyuge, el tener actividades disímiles y sobre todo llegar cansados, puede provocar que la relación significativa sea la laboral y no la marital.
Adentrados en las vacaciones, esta compañía ya no se tendrá, ya no habrá pretextos para verla o verlo, para convivir, lo que generara no una época de infidelidad que ya existía, sino la gran posibilidad de que salga a la luz este idilio que por momentos se logró mantener en secreto.
Me imagino que mis estimados lectores estarán pensando que estoy a favor de la infidelidad; de ninguna manera, pero no me hago de la vista gorda aduciendo que esto no pasa, cuando sucede más de lo que nos suponemos, ni tampoco quiero echar a perder el recalentado que en estos momentos está degustando.
Pero sí quisiera hacer hincapié en un problema grave que es la falta de comunicación en la pareja y la necesidad de fomentar cada día el amor que los unió, tratando de arreglar o solucionar los conflictos y darnos cuenta de que nuestras relaciones no son mágicas y se mantienen como los políticos en México, sólo del erario sin hacer nada, no, necesitamos invertirle, darle tiempo, reflexionar sobre nuestros errores y sobre todo que nuestras demandas sean reales y asequibles y si definitivamente ya no la hacemos juntos, no le hagamos al reno por cornudo, sino dejemos las cosas tranquilas y vivamos lo que queramos experimentar sin culpar al otro.
Por lo pronto, les deseo una Feliz Navidad, sobre todo responsable y con madurez, sin hacerse pato y pensar en otra, estando con la mujer.