Teminó por irse. Carlos Pascual, exembajador de Estados Unidos en México.
La llegada de Carlos Pascual a la embajada de Estados Unidos en México estuvo enmarcada por el debate en torno al crimen organizado. ¿Viene un embajador especialista en "Estados fallidos" porque México es uno de ellos? El arribo de un experto en seguridad parecía reforzar el compromiso de Obama con la lucha contra el crimen organizado.
Difícil pensar -en esos mediados de 2009- que el propio presidente Felipe Calderón reclamaría su salida menos de dos años después, un hecho inédito en la relación bilateral.
De origen cubano y con una carrera diplomática de 23 años, Carlos Pascual dejó el fin de semana pasado su cargo como embajador de Estados Unidos en México antes de cumplir dos años en la misión que le asignó el presidente Barack Obama.
El 7 de agosto de 2009, el Senado estadounidense aprobó su nombramiento y presentó sus cartas credenciales al gobierno de México el 9 de agosto.
Egresado de la Universidad de Stanford, cuenta con una maestría en Políticas Públicas que cursó en la Escuela de Gobierno de la Universidad de Harvard. Fue embajador de Estados Unidos en Ucrania de 2000 a 2003.
Antes, de julio de 1998 a enero de 2000, Carlos Pascual había sido asesor especial del presidente Bill Clinton, y director ejecutivo del Consejo de Seguridad Nacional para Rusia, Ucrania y Eurasia. De 1995 a 1998 había sido director para esa misma región y, posteriormente, coordinador para Reconstrucción y Estabilización en el Departamento de Estado.
En ese cargo encabezó y organizó las acciones del gobierno estadounidense para ayudar a estabilizar y reconstruir sociedades en transición, tras conflictos o disputas civiles, ganando prestigio como experto en materia de reformas económicas y políticas, combate al terrorismo y proliferación de armas y se especializó en tratar con fuentes de inestabilidad social.
De esa experiencia vinieron las interpretaciones de que la llegada de Pascual a México era un reconocimiento estadounidense de que éste era un país sin gobernabilidad. El propio embajador tuvo que desmentir públicamente los rumores.
Pascual fue coordinador para la asistencia de Estados Unidos a Europa y Euroasia, director de asuntos rusos, ucranianos y euroasiáticos en el Consejo Nacional de Seguridad y administrador adjunto para Europa y los nuevos Estados Independientes en la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).
Antes de ocupar la embajada de Estados Unidos en México, se desempeñaba como vicepresidente y director del Programa de Estudios de Política Exterior en Brookings Institution, un centro de investigación avanzada de Washington, al que llegó en octubre de 2005.
Sus relaciones con el Gobierno del presidente Felipe Calderón comenzaron a tensarse en diciembre de 2010, cuando el portal de Internet WikiLeaks difundió sus reportes al Departamento de Estado, que incluían duras críticas al desempeño del Ejército mexicano en la guerra contra el crimen organizado.
Calderón hizo pública su molestia durante una entrevista concedida en febrero pasado, en la que aseguró que el diplomático distorsionó la realidad y advirtió que no aceptaría injerencias de ningún tipo.
La tensión hizo crisis durante la reciente visita oficial del presidente Calderón a Estados Unidos, durante la que el mandatario expresó su malestar por los comentarios del embajador tanto al presidente Obama como a reporteros y editores del periódico estadounidense The Washington Post.
La filtración de otro cable diplomático con críticas a los aspirantes presidenciales del PAN -a quienes se califica de "grises"- fue la gota que derramó el vaso en la relación con Los Pinos.
La Casa Blanca otorgó su respaldo al embajador, pero tras el distanciamiento con el Gobierno Federal y la crítica de funcionarios y legisladores al diplomático, finalmente el sábado se anunció la renuncia de Carlos Pascual.