La designación de Earl Anthony Wayne, de 60 años, como el próximo embajador de Barack Obama ante el Gobierno de Felipe Calderón ha provocado reacciones distintas en México. Por un lado, están quienes perciben ese nombramiento como un mensaje claro de que el Gobierno estadounidense ve a México como un Estado fallido. Por el otro, hay quienes incluso han minimizado el nombramiento de Wayne, como el de "un diplomático de medio nivel, un embajador interino", en palabras de Jorge Castañeda.
Lo cierto es que pensar así es fijarse solamente en el más reciente cargo de Wayne. Es cierto, el wmbajador viene de Afganistán y es cierto, estuvo un tiempo en una oficina dedicada al combate al terrorismo en el Departamento de Estado. Sin embargo, en las tres décadas que Wayne lleva en el servicio exterior estadounidense se ha especializado mucho más en asuntos de cooperación para el desarrollo, en temas económicos y comerciales que en el combate al terrorismo.
Lo cierto es que Wayne no es un diplomático de medio nivel. Por el contrario, es de los pocos diplomáticos estadounidenses que han llegado al grado de "Career Ambassador" y es un funcionario que ha ocupado responsabilidades de alto nivel dentro del Departamento de Estado y en las misiones diplomáticas de EU en el mundo.
Ahora bien, cuando se anunció la sorpresiva salida de Carlos Pascual, en abril pasado y como consecuencia de los cables dados a conocer por WikiLeaks y porque el presidente Calderón lo desacreditó públicamente, varios analistas pensaron que no habría embajador estadounidense en México sino tal vez hasta 2012.
Todo ello denota un mensaje: pese a las percepciones en los medios, para Obama la relación con México sigue siendo prioritaria y Wayne tendrá la tarea de reestablecer la confianza del presidente Calderón, aunque ello no será tarea fácil por varias razones.
En primer lugar, en breve los calendarios electorales de México y EU de sincronizarán. Barack Obama enfrentará la reelección, al tiempo que la sucesión presidencial en México se dará en julio de 2012. Los tiempos electorales siempre causan turbulencias en la relación y Wayne tendrá que demostrar su capacidad de apagar los fuegos que prenderán las declaraciones de los candidatos presidenciales al referirse a México en la contienda por la Casa Blanca. Será un año complicado.
Revisar el paso de Wayne por la Embajada de EU en Argentina podría dar una pista de qué tipo de embajador será en México.
Wayne llegó a Argentina en 2006, en un momento en el cual la relación entre los entonces presidentes Néstor Kirchner y George W. Bush pasaba por un momento de tensión. Por ello, la primera labor de Wayne fue la de aliviar la tensión entre los dos presidentes, tarea que logró en poco tiempo.
Sin embargo, los cables dados a conocer por WikiLeaks a partir de 2009, y firmados por el entonces embajador Wayne, advierten al gobierno de EU sobre la "falta de voluntad política" del gobierno argentino para combatir la corrupción o sobre una tarifa del 15% que cobra el Gobierno argentino para negocios con el sector privado, otros más sobre las fallas del sistema judicial. En otras palabras, lo que tanto incomodó al presidente Calderón en México de Carlos Pascual no terminará con Wayne.
Wayne llegará a México y dependerá de sus habilidades diplomáticas y hasta de psicólogo para entender la psique del presidente Calderón y conocer los límites que no debe cruzar. El otro cambio al que hay que estar atentos es al que se dará en el Departamento de Estado con la salida de Arturo Valenzuela de la Subsecretaría de Asuntos Hemisféricos, pues se empieza a correr el rumor de que Carlos Pascual podría irse a ese cargo y ello sí levantaría las cejas de más de uno en México.
Politólogo e Internacionalista
Twitter @genarolozano