Hallazgo. El documento, fechado el 15 de julio de 1695, se encontraba en el AGN. Lo que indica que ella vendió su biblioteca voluntariamente, por lo que varios grupos de sorjuanistas debaten sobre el tema. EL SIGLO DE TORREÓN / CORTESÍA
El verano pasado, Luis M. Villar, quien realiza una amplia biografía sobre sor Juana Inés de la Cruz en la Universidad de Dartmouth de Estados Unidos, tuvo una reunión con el bibliógrafo Ken Ward y él le dijo que en el Archivo General de la Nación de México había un documento importante sobre la llamada Décima Musa.
Ken Ward le explicó a Villar que, al buscar información sobre el padre José Lombeida, se topó accidentalmente con su testamento. Villar entonces acudió al archivo para cerciorarse de la existencia de éste. Lo copió y lo compartió con tres especialistas.
Pero sólo uno de ellos atendió el llamado, el mexicano Alejandro Soriano Vallés, quien acababa de publicar una ambiciosa biografía de la monja, titulado Sor Juana Inés de la Cruz. Doncella del Verbo, en la cual ahonda, entre varias otras cosas, en la veta religiosa de la llamada Fénix de América.
En el testamento, fechado el 15 de julio de 1695, José Lombeida establece que "la madre Juana Inés de la Cruz" le entregó su biblioteca para que la vendiese. El dato fue revelador.
"Sabía que Alejandro sería muy preciso en la interpretación y no me equivoqué, él ha demostrado que sor Juana no fue la pobre víctima que nos han hecho creer. Y es que a la pobre sor Juana la han vulgarizado de una forma tan grotesca, la sacaron del convento y la desnudaron de su catolicismo. Soriano se está encargando de demostrar que a sor Juana no la persiguieron como todos los seguidores de Octavio Paz han sostenido desde que publicó Las trampas de la fe, que para mí se debió llamar 'Las trampas de una especulación'", explica Villar en entrevista.
De acuerdo con Villar, el testamento revela cómo sor Juana decidió vender sus libros, lo que más amaba, para ayudar a los pobres y a todas las personas que padecían la hambruna y las enfermedades de su época.
Giro a la historia
"Siempre me pregunté cuál había sido el mecanismo que utilizó para vender sus libros, porque ella no podía salir del convento. Ahora sabemos que se los entregó a Lombeida. En el inciso número 20 de ese testamento, el padre apunta que aún le quedaban libros de la monja que ya había fallecido y se los entregaría al arzobispo Francisco de Aguiar y Seixas. Con este documento se da un giro de 180 grados a lo que hasta ahora se sabía de ella", dice Villar.
Para Jorge Traslosheros, especialista en la cultura jurídica y judicial novohispana, los estudios que se han hecho sobre sor Juana han estado en dos corrientes de interpretación historiográfica: la que la coloca en su contexto histórico y desde el feminismo actual. "La eficacia de un trabajo en historia se mide por su capacidad de interpretar los documentos de una época dentro del contexto en el cual se desarrolla. En esto radica el debate que ha rodeado a la figura de sor Juana, porque algunos no han sabido hacerlo", dice.