Por primera vez en la historia del más trascendental evento ciclista de todo el planeta, un australiano se coronó en el tour de Francia tras la contienda en la última de las 21 fases de las que se formó la competencia cuando Cadel Evans atravesó la meta junto al grupo principal aunque ya había sentenciado el título en la prueba contrarreloj el sábado 23 de julio, un día anterior de la etapa final.
Contando con 34 años, el oceánico se convirtió en el ciclista de mayor edad que conquista este significativo evento desde la incoherente II Guerra Mundial aventajando, austeramente, al italiano Gino Bartali que lo logró en 1948 y en donde manifestó elasticidad durante la disputa cortando la invulnerabilidad de Alberto Contador quien había ejercido una gran trayectoria en el tour desde el 2007 poniendo, de esta manera, conclusión al poder de los españoles en la ronda gala en los últimos cinco años ya que, Óscar Pereiro en el 2006 y Óscar Sastre en el 2008, se habían coronado campeones de este gran desafío.
Con una distancia de 95 kilómetros con la que expiró la carrera transcurrida entre Créteil y París, la etapa final sólo representó para rendirle tributo al australiano que, de esta manera resultó el tercer ciclista no nacido en Europa que logra ganar la contienda más significativa del ciclismo en todo el mundo desde que ésta empezó en el año 1903 luego de que el norteamericano Greg LeMond fragmentó el imperio de los velocipedistas del Viejo Continente en el año 1986 seguido de su compatriota Lance Armstrong que lo ganó en forma consecutiva en siete ocasiones desde 1999.
A pesar de lo embadurnado, debido al dopaje que oscureció ediciones pasadas, este 2011 resultó, sin lugar a dudas, uno de los cierres más emocionantes en bastante tiempo, ya que siete u ocho ciclistas se encontraban en la disputa por la corona durante el ascenso de los Alpes en la semana final y en la cual, el ahora monarca parecía en algún momento haber desaprovechado su oportunidad pero no perdió el pundonor y terminó de la mejor manera adelantándose al originario de Luxemburgo, Andy Schleck, en la prueba del sábado 23, garantizando la victoria.
El ciclista del BMC efectuó un tour protegiéndose en la montaña soportando los embates de los hermanos Schleck, principalmente de Andy, disminuyendo las pérdidas sabiendo de que en la contrarreloj en Grenoble, un día antes del final, tenía muchas posibilidades para rescatar tiempo cosa que así fue porque el obstáculo de casi un minuto, resultó presa fácil para el oceánico, quien despedazó el aire para ataviarse de amarillo por encima de los nacidos en Luxemburgo.
Con la conquista en este importante suceso, Cadel Evans desvanece esa figura del prototipo del ciclista que no obtiene grandes logros, así como también el que se le hayan colocado apelativos porque a pesar de su evidente fama, siempre fue considerado como una persona extraña habituada a los fracasos además de ser menos insólito y llamativo pero capaz y responsable de sus capacidades y carencias.
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