Siempre he estado convencido de que, tanto en la vida como el deporte, debe prevalecer un valor que dignifica al ser humano como lo es la honestidad y cuando me pongo a pensar en esta conducta moral que se considera apropiada, me llega el recuerdo de un partido pendiente en la Liga Mexicana de Beisbol en los años 80's cuando los Rieleros de Aguascalientes ya eliminados tuvieron que cumplir un compromiso aplazado viajando (y en autobús) a Nuevo Laredo para enfrentarse a los Tecolotes, que necesitaban ese encuentro para calificar al playoff pero, contra todos los pronósticos, la escuadra del centro de nuestro país desilusionó a los miles de fanáticos de la frontera.
Lo que le acaba de suceder a los Medias Rojas de Boston va más allá de una maldición que rompieron en el año 2004 y que se podría comparar con el error de Bill Buckner al roletazo de Mookie Wilson en la novena entrada del sexto partido de la Serie Mundial de 1986 en el desaparecido Shea Stadium porque el conjunto de Terry Francona, que por cierto ya le costó la chamba, trotaba sobre ruedas al inicio del mes de septiembre por un lugar en la postemporada y sin duda de que ellos mismos fueron los artífices de que, en estos instantes, miles de aficionados de los Patirrojos se encuentren sufriendo las consecuencias de una inconsistencia durante el mes patrio que los llevó a vivir un periodo de alucinación.
En el viejo circuito la historia casi es la misma con los Bravos que, de la misma manera, dejaron una preponderancia casi inaccesible donde el equipo de Fredi González pagó las secuelas de la inestabilidad que no pasaban por su diario en aquellas imborrables jornadas en que eran el staff de lanzadores más apetecible de la gran carpa con Maddux, Smoltz, Glavine, Avery y con un manager que como lo han de haber querido expatriar el pasado miércoles 28, jornada que como antes, no habíamos vivido en ligas mayores.
Pero aquí me llega la duda que como los Filis jugaron la última serie en Turner Field como si estuvieran apostándose la existencia y los Yankees fueron a la bahía de Tampa con la hamaca ya puesta porque de haberse olvidado los mulos de la conflagración que tienen con la escuadra de Massachusetts metiendo al llamado "apaga y vámonos" en el cierre de la novena del último juego del calendario regular, de seguro la cronología habría sido diferente aunque se jugara el partido de desnivelar en Tropicana Field para adquirir la tarjeta comodín.
Ojalá y que, para los miles de fanáticos (a mí no me consideren) que tienen no sólo en México sino en todo el orbe, los Yanquis no paguen la osadía de haber desafiado las leyes del cosmos porque así como le jugaron al miguelito en la última serie contra la escuadra de Joe Maddon, tanto Verlander, Cabrera y compañía, les pueden recolectar el recibo, aunque por lo pronto Tláloc los dejó absorber el oxígeno al iniciar la postemporada el pasado viernes.
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