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El estable fugitivo: Sergio Pitol

LITERATURA

Independientemente de su ideología y de sus preferencias políticas, la obra de Pitol es vasta e innovadora y coexisten en ella todos los géneros literarios.

Independientemente de su ideología y de sus preferencias políticas, la obra de Pitol es vasta e innovadora y coexisten en ella todos los géneros literarios.

Antonio Álvarez Mesta

La de Sergio Pitol es una literatura que logra una asombrosa síntesis de saberes y sabores, de pensamiento elevado y de vida intensa, de tránsito y de permanencia. Nunca ha estado de moda y jamás pasará de moda.

Uno es los libros que ha leído, la pintura que ha visto, la música escuchada y olvidada, las calles recorridas. Uno es su niñez, su familia, unos cuantos amigos, algunos amores, bastantes fastidiosos. Uno es una suma mermada por infinitas restas.

Sergio Pitol.

Sergio Pitol nació en Puebla (1933), pasó la mayor parte de su vida en Europa oriental y vive sus últimos días en Jalapa. Podría decirse que se ha convertido en un ‘autor de culto’, es decir un escritor venerado por leales y discretos lectores a los que les importa muy poco que sus gustos literarios no sean compartidos por quienes dominan el cerrado feudo de la cultura ni por el gran público.

En su obra autobiográfica El mago de Viena (2005) Pitol hace una confesión que merece transcribirse: Soy consciente de que mi escritura no surge sólo de la imaginación, si hay algo de ella su dimensión es minúscula. En buena parte la imaginación deriva de mis experiencias reales, pero también de los muchos libros que he transitado. Soy hijo de todo lo visto y lo soñado, de lo que amo y aborrezco, pero aún más ampliamente de la lectura, de la más prestigiosa a la casi deleznable. Algunos vasos comunicantes no fácilmente perceptibles transmiten lo que soy yo a mi lenguaje y lo que el lenguaje es a mí. Por intuición y disciplina he buscado y a veces encontrado la Forma que el lenguaje requería. En pocas palabras eso es mi literatura.

LA VIDA EN EL EXTRANJERO

La confesión de que la bibliografía de Pitol debe más a sus vivencias y a sus lecturas que a su imaginación nos anima a revisar su biografía. Sin duda enfrentó una niñez difícil: su madre se ahogó en un río y su padre falleció a consecuencia de una meningitis y él mismo por poco muere de malaria, enfermedad que le obligó a recluirse con su abuela y sus tías en una pequeña hacienda veracruzana. Menos mal que allí tuvo la fortuna de que la abuela le pusiera en contacto con las obras de autores tan disímbolos como Charles Dickens, Julio Verne, William Faulkner, Joseph Conrad y B. Traven. Así iniciaría una irrefrenable adicción a la lectura y una afortunada inclinación a la creación literaria.

Apenas concluidos sus estudios universitarios en Derecho, empezó a trabajar en el Servicio Exterior como agregado cultural en diversas embajadas. Su desempeño de muchos años como diplomático en varias ciudades europeas y asiáticas hizo de Pitol una persona políglota, que comprende a la perfección y se expresa con suma fluidez en italiano, inglés, francés, ruso, polaco, checo, húngaro e incluso chino. Eso le ha permitido que además de ser un excelente narrador y poeta destaque por sus bien logradas traducciones de plumas como la de Henry James, Anton Chéjov, Joseph Conrad, Vladimir Nabokov, Malcom Lowry, Luigi Malerba, Witold Gombrowicz, Ronald Firebank, Kazimierz Brandys, Jane Austen, Tibor Déry, Ford Madox Ford, Lu Hsun, Elio Vittorini y Jerzy Andrezjewski.

Su carrera pública le dio una visión cosmopolita, pero la lejanía retrasó el reconocimiento que merecía en México. De hecho muchos mexicanos supieron por primera vez de él en 2006, cuando la televisión y los periódicos lo ubicaron al lado de Carlos Monsiváis y Elena Poniatowska apoyando en algunos mítines al candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador.

INNOVACIÓN LITERARIA

Independientemente de su ideología y de sus preferencias políticas, la obra de Pitol es vasta e innovadora y coexisten en ella todos los géneros literarios. Es por eso que el director de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha, afirma que este mexicano destaca por “su capacidad de adelantarse a lo que son las tendencias más acentuadas en los últimos años de lo que es la novela abierta, que integra no sólo narración, sino la reflexión y el ensayo, es decir, una fusión de géneros”. Acerca de esa afición por la combinación él señala: “Me sentía ahogado en los géneros, pero con el tiempo he ido construyendo estas composiciones donde se mezclan...”.

Esa capacidad para unificar vertientes en libros de alto valor artístico le hizo ganar el premio Cervantes de literatura, el cual concede el Ministerio de Cultura Español atendiendo recomendaciones de las 22 Academias de la Lengua Española de todo el mundo. Hay que decir que tras el Nobel, el Cervantes es el máximo galardón al que puede aspirar un escritor hispanohablante. Con todos los méritos, en 2005 Pitol fue el tercer mexicano en obtenerlo -previamente lo recibieron Octavio Paz y Carlos Fuentes, y en 2009 lo ganaría José Emilio Pacheco.

Aparte de El mago de Viena, entre las creaciones de Pitol que vale la pena destacar figuran Infierno de todos (1971) -adaptada al cine en 1989 por Miguel Barbachano y con guión de Gabriel García Márquez-, El tañido de una flauta(1973), Nocturno de Bujara (1981), Cementerio de tordos (1982), El desfile del amor (1985), Vals de Mefisto (1989), La casa de la tribu (1989), La vida conyugal (1991), El arte de la fuga(1996), Todos los cuentos más uno(1998), Soñar con la realidad (1998), Pasión por la trama (1998) y El viaje (2000).

La fina ironía del poblano se aprecia en La vida conyugal, que también fue llevada a la pantalla grande con la dirección de Carlos Carrera y que cuenta la historia de los enamorados Jacqueline Cascorro y Nicolás Lobato, quienes contraen matrimonio con el firme propósito de vivir juntos hasta el final de sus días. Sin embargo, al paso de los años su vida matrimonial se convierte en un infierno de celos e infidelidades que va aniquilando el amor. La pragmática Jacqueline decide poner fin a la desventura asesinando a Nicolás.

MUCHO MÁS QUE REDACCIÓN

Pitol siempre ha pensado que la literatura genuina surge de la parte irracional del individuo. Para él la creación literaria jamás debe confundirse con la redacción. Ésta última apunta al orden y la primera a la locura. Para redactar bien basta respetar las reglas gramaticales y lograr claridad en el mensaje; en cambio para hacer un texto literario debe partirse de una gran pasión interna. Confiesa que se deprime al descubrir que algunos de sus escritos no rebasan el nivel de una buena redacción. Entonces no vacila en destruir los que le parecen literariamente indignos sin importar el trabajo que le hayan costado. Asevera que eso es lo que distingue al auténtico escritor de un mero redactor.

Otro rasgo esencial de los grandes narradores de esta época es que reconocen a sus lectores como coautores. La obra ha de ser terminada por quien la lee. Pitol insiste en que un libro leído en distintas épocas se transforma en varios libros. Podríamos responderle que cualquiera de sus magníficos volúmenes siempre convierte al lector en diferentes personas.

Él es un escritor fuera de serie. Su legado nunca ha estado ni estará de moda y precisamente por eso jamás caducará. Sergio Pitol ha alcanzado ya la permanente vigencia de los clásicos.

Correo-e: antonioalvarezm@hotmail.com

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