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El estacionamiento

No hagas cosas buenas...

ENRIQUE IRAZOQUI

Aunque ya parezca tema demasiado trillado, vale la pena al menos recordarlo hasta el cansancio: muchos hicieron dinero a costa de desfalcar el erario municipal para la compra de los terrenos que serán parte de la Gran Plaza, donde se albergará la nueva presidencia municipal.

Este preludio sirve para que a partir de este punto, en que algunos se aprovecharon para apoderarse insanamente del dinero del pueblo, se tome con recelo todo lo que rodea a la construcción del proyecto.

En ello recae el tema de la concesión a 42 años que el cabildo de Torreón le habría otorgado a la empresa Camsa, para que construyera y operara un estacionamiento subterráneo. La obra alcanzaría un costo de realización de 130 millones de pesos, lo que sin lugar a dudas representa un monto muy representativo.

Sin embargo, como ya se mencionó, todo lo que esté alrededor de esta obra siempre generará perspicacias, ya que si para la compra de los tierras ya hubo indebido trafique, pues difícil pensar que no será así el resto del camino, y la concesión a la empresa Camsa, comenzó con un detalle: algunos de los socios de esta compañía son hermanos de la síndico de mayoría priista, Lucrecia Martínez.

Al surgir este inconveniente, Camsa trasladó su derecho de concesión a una nueva razón social, denominada Parking Plaza, para sortear ese escollo que podría oler a tráfico de influencias entre la funcionaria y sus parientes.

Con este entorno, la empresa ganadora ha sido requerida para que comience ya la construcción del mentado estacionamiento, y ello no ha ocurrido. De hecho, son ya dos ultimátum que el municipio lanzó (en lo particular, creo que los ultimátum se dan una sola vez, pero con Eduardo Olmos, hasta eso es posible) para que la concesionaria inicie los trabajos, de lo contrario se le podría revocar el título concesionario.

La última información disponible en este momento señala que el alcalde ya tomó la decisión de emprender el proceso de cancelación de la dichosa concesión y ha anunciado que será el municipio quien se hará cargo de la obra, aunque con un proyecto más modesto, de alrededor de 60 millones.

Nuevamente surgen dudas e interrogantes que se deben de hacer al propio edil y a su camarilla, ya que como bien dice el dicho, "el que con leche se quema, hasta el jocoque le sopla" y reiterando, todo el manejo de la célebre obra renovadora del centro de la ciudad - algo así lo han tratado de llamar- ahora hay que cuestionar por qué la empresa Camsa no cumplió y ahora los torreonenses tenemos que pagar 60 millones para hacer el estacionamiento de un lugar que sólo sirve para que los burócratas municipales estén más cómodos. Tal vez esos sesenta millones invertidos en tecnología, salarios, prestaciones en el departamento de seguridad pública serían de mayor utilidad que al de hacer un estacionamiento que no se tenía contemplado.

Voces que conocen del tema, de lo atractivo que iba a resultar para los inversionistas del aparcadero, era justamente la negociación que se le iba a hacer con el propio municipio para la renta de cajones de estacionamiento de su flotilla vehicular, más los autos del gobierno estatal que también contribuirían al pago y justamente ahí radicaba todo el meollo del asunto.

El objetivo era pensado por un lado ejecutar la concesión y por otro transar un contrato para estacionamiento por varios lustros, con ello se garantizaba la rentabilidad del proyecto.

Al final algo salió mal y parece que no habrá concesionario, pero este capítulo es uno más de la saga de tragedia que está viviendo Torreón con las autoridades municipales en turno. Hoy el tema es el estacionamiento ¿mañana?

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