Memoria. Gómez Palacio, Durango, también le rinde homenaje a Ignacio Zaragoza, que lleva su nombre en una calle.
Con el nombre Tabernilla fue trazada de manera original la actual calle Ignacio Zaragoza, que lleva este nombre desde 1910 con motivo de las fiestas del Centenario de la Independencia.
El cronista duranguense, Pablo Amaya Ramírez, explica que la calle de Tabernilla nació desde los antiguos patios ferrocarrileros de la Estación Lerdo, en 1884, cuando se construyó la estación formal del Ferrocarril Central Mexicano, al oriente de la ciudad y al poniente estaba limitada por la Acequia Grande, hoy calzada J. Agustín Castro.
Continuaba su recorrido frente al parque Morelos y en la esquina con la antigua casa que es hoy residencia de la familia Lozano Valdivia, así como la serie de casas que construyó Santiago Lavín Cuadra hasta la Mina.
La calle Zaragoza, dice el cronista, forma parte del Centro Histórico, reconocimiento que existe en planos del trazo de las arterias gomezpalatinas desde 1885, por el ingeniero Laureano Paredes.
Existen todavía diferentes casas y edificios antiguos que, dice Amaya Ramírez, deben conservarse para mostrar la riqueza histórica y cultura la centenaria ciudad.
EL PERSONAJE
Ignacio Zaragoza, nació en Bahía de Espíritu Santo, Texas, en 1829, cuando esta provincia aún pertenecía a México y murió en la ciudad de Puebla, en 1862. Fue hijo de Miguel Zaragoza, militar de carrera y de María de Jesús Saguín.
Zaragoza estudió en varios sitios, debido al trabajo de su padre, pero sobre todo en Matamoros y en el seminario de Monterrey. Cuando ocurrió la invasión norteamericana, se encontraba con su familia en Zacatecas y quiso ingresar al Ejército como cadete, pero no lo consiguió.
Terminada la guerra, se fue a Monterrey y entró a trabajar en una casa comercial. En 1853 se dio de alta en la Guardia Nacional de Nuevo León. Ese cuerpo fue incorporado al Ejército por disposición del presidente Santa Anna y Zaragoza pasó a Tamaulipas, ya como capitán.
Al iniciarse la revolución de Ayutla, Zaragoza se adhirió a ella, y desde aquel momento militó al lado de los liberales. También luchó por la Constitución de 1857 y por sus principios reformistas. A fines de 1860, y bajo las órdenes de Manuel González Ortega, peleó en la batalla de Calpulalpan, con la cual se puso fin a la guerra de Reforma.
Al año siguiente, Benito Juárez lo nombró Ministro de Guerra, puesto al que renunció en diciembre del mismo año para ponerse al frente del Ejército de Oriente.
Cuando las tropas francesas invadieron México, el general Zaragoza se enfrentó a ellas en las Cumbres de Acultzingo y también las rechazó el 5 de mayo de 1862 en la ciudad de Puebla, humillando al invasor.