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El huipil y la ciudad

GENARO LOZANO

"Soy el único que puede detener a Beatriz, sólo yo sé cómo hacerlo. Sólo yo puedo salvar a la ciudad", escuché decir muy convencido a Porfirio Muñoz Ledo a las afueras de un hotel dominicano hace menos de dos meses, mientras con una mano sostenía una copa y con la otra lanzaba piquetes de dedo a la panza de un joven legislador.

Así como en la política nacional parece haber ese sentimiento de inevitabilidad compartido: ahí viene de regreso el PRI, peinado con el copete de Enrique Peña Nieto y nada podrá detenerlo, en la política de la Ciudad de México también se reproduce tal sentimiento: ahí viene de regreso el PRI, arropado en el huipil de Beatriz Paredes y nada podrá detenerlo (ni siquiera Porfirio).

Varios factores contribuyen a alimentar el sentimiento de inevitabilidad del regreso del PRI al gobierno de la Ciudad de México. De lado del PRI hay por lo menos dos. Por un lado, el "efecto Peña Nieto" que pudo haberse contagiado en Michoacán también, y por el otro, las encuestas de octubre, como la de Reforma del 24 de octubre pasado, que ponían a Beatriz Paredes como la favorita en la Ciudad de México, por arriba de prácticamente cualquier candidatura del PRD y del PAN.

Del lado del PRD también hay por lo menos dos factores que ayudan a la idea del regreso del PRI. Por un lado, la definición del candidato de las izquierdas puso en pausa la resolución de la candidatura perredista para el GDF, pero no las grillas de los principales aspirantes, lo cual alimenta la idea de que el PRD está desgastado luego de casi 15 años en el poder. Por el otro, el PRD no lo dice, pero apuesta a que el Distrito Federal y sus clientelas son suyas, a que sólo así se ganan elecciones y que por ello puede empezar a hacer campaña hasta que se defina si la candidatura será para Mario Delgado, Alejandra Barrales o Miguel Ángel Mancera.

De igual forma, el PAN también alimenta la idea de la inevitabilidad. El desplome del PAN en la Ciudad de México en las encuestas, el torpe giro hacia la derecha más conservadora en una ciudad liberal, en temas como el derecho a decidir y los matrimonios entre parejas del mismo sexo, así como las peleas en los medios entre Gabriela Cuevas y Demetrio Sodi, los dos principales aspirantes, también están impulsando al PRI en la capital del país.

El PRI y su precandidata - también única al parecer- están en efecto en primer lugar de preferencias electorales en el Distrito Federal. La misma Beatriz Paredes que en el 2006 buscó ya la jefatura de Gobierno fue la única opción que el "nuevo PRI" encontró para su candidatura en el 2012. La misma Beatriz que en 2006 quedó en tercer lugar con poco más de 1 millón 30 mil votos es la "esperanza" del PRI para arrebatarle al PRD su plaza política más importante con todo y su jugoso presupuesto.

Mientras, los aspirantes perredistas han tenido que aguantar los tiempos electorales a los que los obliga la campaña de López Obrador, cortejando a éste y a Marcelo Ebrard, encontrando formas de violar la ley electoral y publicitando su imagen en cuento espacio han podido. Ahí están por ejemplo los espectaculares de Alejandra Barrales que "vuela por la ciudad" de una publicación titulada Campaign & Elections o las apariciones televisivas de Mario Delgado publicitando una campaña contra el bullying o su desacierto en copiar la imagen de la Coalición Ciudadana por la Educación para un proyecto muy parecido llamado "Firma por la Educación".

Mientras, los aspirantes del PAN no se sacuden aún de su retroceso en la elección intermedia del 2009, en la que su partido retrocedió casi 18% en el total de votos en la Ciudad de México, perdiendo tres curules en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal. Los panistas tampoco se recuperan de los debates que perdieron legal y discursivamente en torno a la ampliación de libertades y derechos en la Ciudad de México, y su postura les ha pegado sobre todo en el sector de jóvenes votantes. Igualmente, el PAN no logra encontrar aún una candidatura fuerte para la jefatura de Gobierno.

En una órbita paralela están los "precandidatos satélite": el diputado del PT Gerardo Fernández Noroña, el senador perredista Carlos Navarrete y el ex Secretario de Desarrollo Social del DF Martí Batres. Todos aprovechando cuanta tribuna y espacio se les abre para posicionarse, aunque sin el favor de quién moverá el control de la elección de la izquierda en el Distrito Federal: Marcelo Ebrard. Y en su propia órbita está el planeta Muñoz Ledo, quien también ha mencionado que quiere ser candidato.

Así las cosas. La atención nacional está concentrada hoy en la contienda presidencial del 2012, pero los chilangos también elegiremos a la persona que ocupará la Jefatura de Gobierno y el escenario hoy es un reflejo de lo que ocurre a nivel nacional. La popularidad de Peña Nieto, sumada a la parálisis en el PRD y a la ausencia de un PAN viable en la capital hacen que si la elección fuera mañana, Beatriz Paredes se pondría el huipil y con él gobernaría la Ciudad de México.

Politólogo e Internacionalista

Twitter @genarolozano

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