"Quienquiera de nosotros que muera como mártir irá al Paraíso."
Muhammad (Mahoma)
A ejecución de Osama bin Laden por un comando le ha dado un gran éxito al presidente estadounidense Barack Obama, pero ha aumentado también de forma significativa la posibilidad de un nuevo atentado terrorista en los próximos meses o años.
El presidente Obama, como muchos otros políticos demócratas, ha sido acusado tradicionalmente de ser suave o inepto en cuestiones de seguridad nacional. La reputación de ineptitud proviene del fallido operativo del 24 de abril de 1980 ordenado por el presidente Jimmy Carter para rescatar a los 52 rehenes de la embajada estadounidense en Teherán. En ese operativo se utilizaron ocho helicópteros, tres de los cuales sufrieron desperfectos. Una vez que se suspendió la operación, uno de los helicópteros chocó con un avión Hércules C-130. Ocho militares estadounidenses fallecieron en la desastrosa operación.
El operativo de Obama de este primero de mayo fue infinitamente más exitoso. No sólo se cumplió con el objetivo de encontrar y matar al líder de Al Qaeda sino que los integrantes del operativo no sufrieron ninguna baja. Las cosas pudieron haber terminado peor. De los dos helicópteros que se emplearon, uno tuvo problemas y tuvo que ser destruido.
La muerte de Osama no sólo no impedirá que haya nuevos atentados terroristas sino que seguramente elevará la posibilidad. Ésta sería una reacción lógica casi en cualquier caso en que el dirigente de una organización terrorista convencional fuera ejecutado. Pero Al Qaeda no es una organización como ETA, Sendero Luminoso o los Tupamaros. No hay un mando central que coordine las acciones terroristas. Sus dirigentes simplemente emiten una fetua (en árabe fatwa), un pronunciamiento, y cualquier miembro o simpatizante de la organización tiene la obligación de cumplirla con todos los medios a su alcance.
Independientemente que esas fetuas podrán ser emitidas por otros líderes de Al Qaeda, ya hay dos conocidas, de 1996 y 1998, en que Osama ordena matar a estadounidenses y judíos por la presencia de tropas norteamericanas en Arabia Saudita. Esas órdenes no dejan de tener vigencia por la muerte de Osama. Por el contrario, serán para muchos la orden de un mártir y, por lo tanto, de obligada obediencia aun después de muchos años.
Al parecer no hubo ninguna intención de capturar vivo a Osama en Abottabad, Pakistán, y se buscó simplemente matarlo. El cuerpo fue sustraído por los miembros del comando. Claramente esto era parte del plan.
El gobierno de Estados Unidos afirma que se siguieron con el cuerpo todos los preceptos de un funeral islámico, lo cual incluiría baños rituales y cubrir el cuerpo con un sudario. El cadáver, sin embargo, no fue enterrado en menos de 24 horas, como es la tradición, sino depositado en el mar. Las autoridades estadounidenses dicen que esto es aceptable en casos excepcionales, pero ya varias instituciones islámicas han señalado que la ley ordena un entierro. Al parecer el gobierno de Arabia Saudita se negó a recibir el cuerpo de Osama; Estados Unidos, por otra parte, no quería que una tumba del líder se convirtiera en un lugar de peregrinación.
No importan las precauciones que se hayan tomado: Osama bin Laden se convertirá durante un tiempo prolongado en una figura de inspiración para los musulmanes radicales. Es difícil saber, de hecho, si el líder de Al Qaeda es más peligroso muerto que vivo; pero tampoco hay duda de que el gobierno de Obama prefiere correr todos los riesgos que provoque el mártir, antes que tener vivo a Osama.
SIN LIBERTAD
México ha caído de manera importante en el índice de libertad de prensa de Freedom House. Hoy se encuentra en el lugar 138, como país sin libertad de prensa después de años de ser parcialmente libre, detrás de naciones como Pakistán, Honduras y la República Centroafricana. La razón son las amenazas y ataques del crimen organizado contra periodistas.
www.sergiosarmiento.com