Los perros a diferencia de los humanos son mucho más sensibles al calor. Para ellos un día caluroso (como los que hemos tenido) puede volverse muy peligroso. Bastan 15 minutos dentro de un coche, en un patio sin sombra y agua o incluso en un cuarto sin ventilación para poner a nuestra mascota en riesgo de muerte.
El llamado "Golpe de Calor" se origina cuando la temperatura interna de nuestra mascota sube drásticamente ocasionándole la muerte. Los perros carecen de la capacidad de regular su temperatura mediante el sudor corporal, ya que no poseen glándulas sudoríparas como nosotros los humanos. Para ellos el jadeo en los días de mucho calor es la manera en la que buscan reducir su temperatura corporal. Si detectamos que nuestra mascota tiene una alta temperatura, un decaimiento considerable de ánimos, temblores musculares, dificultad para respirar, alteración de la salivación o tambaleo, entonces podrían ser síntomas claros de un Golpe de Calor.
La manera de asistir a nuestra mascota mientras la trasladamos con el veterinario debe de ser cuidadosamente planeada. Dado que no se le puede bajar la temperatura de golpe debemos procurar rehidratar y recuperar las sales y azúcares perdidas sin causar la hipotermia. Durante el trayecto hay que humedecer (sin tapar o envolver) el cuello y cabeza con agua fresca. Mantener frías la nariz y axilas así como mantener el ambiente fresco. Si la temperatura es muy alta hay que procurar aplicarle chorros de agua en el cuerpo a una temperatura promedio de 20C hasta que se normalice la respiración.
Es muy importante que mantengamos en todo momento a nuestra mascota con agua limpia al alcance así como sombra o ambientes fríos para evitar que pueda ser víctima del calor.
Arturo Castañeda Orduña