Al entrar a la pequeña miscelánea, noté un gran anuncio que decía "PELIGRO, CUIDADO CON EL PERRO".
Adentro, me encontré con un indefenso perro viejo dormido en el piso cerca de la caja registradora. Le pregunté al dueño de la tienda: "-¿Éste es el perro del que debo de tener cuidado?".
"-Sí", -contestó el dueño-, "es ése".
"-Pues para mí no es un perro muy peligroso, a simple vista puedo deducir que ya está algo grande de edad y cansado".
"-Eso es cierto señor-", contestó tranquilamente el dueño.
"-¿Por qué decidió usted poner ese anuncio?"-, pregunté con un cierto morbo.
"-Porque", -contestó el dueño-, "antes de que pusiera el anuncio, la gente seguido se tropezaba con él".
Muchas veces no vemos los detalles en la vida que por parecer insignificantes simplemente los ignoramos, pero su poder para hacernos tropezar es inmenso. El problema de los perros en la calle le parece insignificante a nuestras autoridades y a nuestra sociedad, pero aún no se dan cuenta que en cualquier momento nos hará tropezar. Aún es tiempo de ayudar, no compres, adopta; y enseña a tus hijos a cuidar y respetar a sus mascotas.
