El mensaje con motivo del V Informe de Gobierno que pronunció el pasado viernes 2 de septiembre, Felipe Calderón revela su frustración por no haber alcanzado los logros que se planteó, pero también por no obtener el reconocimiento público que esperaba, en gran parte por la ausencia de resultados en el combate a la inseguridad.
La frustración por no alcanzar a plenitud los logros planteados se manifiesta básicamente al culpar a causas totalmente fuera de su control de dichos incumplimientos y aparecen en varios pasajes del mensaje presidencial. Obviamente el primero tiene que ver con el combate a la inseguridad.
No es nuevo dicho reparto de culpas, al contrario se ha vuelto casi un lugar común en sus mensajes, sin embargo, llama la atención que vuelva una y otra vez sobre lo mismo. En materia de seguridad se observa en cuatro sentidos: primero, en culpar a sus predecesores, que dejaron que el problema creciera; segundo, a los gobiernos estatales, que no hacen su parte; tercero, a los otros dos poderes: Legislativo y Judicial, que no colaboran; y cuarto: a los Estados Unidos, que son el principal consumidor de drogas en el mundo.
Para culpar a sus antecesores en la Presidencia de la República, señala con claridad: "Fue, precisamente el no actuar a tiempo lo que permitió alcanzar el poder que hoy tienen los criminales". Para hacerlo con los gobiernos estatales apuntó: "quiero reconocer los avances que los señores gobernadores han logrado en sus entidades federativas... Sin embargo, hay estados que presentan un rezago significativo en el cumplimiento de estas obligaciones y compromisos. La mayoría aún no cuenta con unidades antisecuestro confiables, e incluso, hay entidades que aún no tienen un Centro de Evaluación y Control de Confianza".
Al Congreso le advirtió que requiere la aprobación de las iniciativas de ley que ha enviado en los últimos meses. Y al Poder Judicial, aunque moderó sensiblemente el tono, al indicar: "Reitero: no tengo duda de la honestidad de la gran mayoría de los jueces y magistrados...", volvió a instarlo a revisar "sus estructuras e integrantes" y a "cerrar la brecha entre la verdad real y la verdad legal", aunque no precisó cómo hacerlo. Así nuevamente culpó al Poder Judicial por la libertad de muchos de los criminales.
Y, finalmente, con respecto a los Estados Unidos, sentenció: "Parte del problema que vivimos los mexicanos tiene que ver con nuestra vecindad con el mayor consumidor de drogas en el mundo, que paga a los criminales miles y miles de millones de dólares al año para satisfacer su enorme demanda de drogas".
Pero no únicamente en materia de inseguridad lamentó las adversidades externas, también lo hizo en relación a otros aspectos de política económica y social. Nuevamente hizo referencia a que "En estos cinco años, los mexicanos hemos tenido que sortear grandes obstáculos. A mitad de sexenio enfrentamos la peor crisis económica que las generaciones presentes tengan memoria. Esto marcó una de las recesiones más severas en la historia económica de México, golpeó severamente a las empresas y redujo el ingreso de las familias".
Pero también apareció la crisis alimentaria, entre las responsables de que no haya mejores resultados: "Hemos trabajado para que la gente pueda desarrollar capacidades que le permitan salir adelante con su propio esfuerzo. Desafortunadamente el aumento inusitado de los alimentos en 2008 y luego otra vez en 2011... afectaron sensiblemente el ingreso de las personas, en especial, de los más pobres. Eso ocurrió en todo el mundo".
Una parte importante de su informe lo dedicó a destacar los logros en materia de política social y económica. Respecto a la primera anunció "que este mismo año, 2011, alcanzaremos la cobertura universal de salud, que es un logro singular al que aspiran todas las naciones y que pocas lo han conseguido". Y lo mismo hizo con la vivienda y la educación, para sentenciar: "Hoy estamos convirtiendo muchos de esos derechos en realidad: el derecho a la salud, el derecho a la educación, el derecho a la vivienda, derecho a la alimentación".
En lo económico, entre otros logros indicó: "Hemos quitado trabas burocráticas a emprendedores. En 2006, México ocupaba el lugar número 73 en el Índice de Facilidad para hacer Negocios del Banco Mundial, y hoy hemos avanzado al lugar número 35. Ya somos el país con mayores facilidades para hacer negocio en toda América Latina, y estamos por encima de los BRIC's, de Brasil, Rusia, India y China, que son nuestros principales competidores".
Sin embargo, tras destacar todos los logros, manifestó: "Y también, debo reconocer, señoras y señores, que estos logros, que son de todos los mexicanos, simplemente se ven opacados ante la abrumadora preocupación que, con justa razón, todos sentimos por el tema de la inseguridad. Nos tocó enfrentar en nuestro tiempo a un verdadero cáncer social: el crimen organizado y, además, en su etapa de expansión más violenta...".
Y tuvo que reconocer que "atravesamos por un momento de confusión y de tristeza... Y sé también que a pesar de la gravedad del momento que vivimos, la hora más oscura, en la noche, es la que precede al amanecer. Yo veo ese amanecer de un México nuevo...". Y con ello dio paso a un cierre más esperanzador, sin embargo, no logró borrar ese tono de frustración ni dejó aparecer un mínimo de autocrítica a su estrategia de combate a la inseguridad, que sin ninguna duda marcará su sexenio.