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El mensaje de Obama

CARLOS FUENTES

En su informe anual a la nación, Barack Obama empezó por ubicar a los Estados Unidos de América en un nuevo contexto global. Después de medio siglo de "guerra fría" que los EE.UU. le ganaron a la Unión Soviética. Después de ocho años de auto-celebración y ceguera, llevada por la presidencia de Bush al "ataque preventivo" y la anulación de la diplomacia. Después de todo esto, Barack Obama ha restituido la realidad y la ha puesto al día. Los EE.UU. ya no son la única potencia, y las potencias "rivales" eran, ayer apenas, países del llamado "Tercer Mundo": China, la India, Brasil... países con salarios bajos.

Ello no significa que los EE.UU. hayan dejado de ser la potencia mundial más fuerte. Simplemente, lo siguen siendo, pero en un contexto mundial nuevo y más competitivo. "El mundo ha cambiado", dijo Obama y hacérselo entender a sus compatriotas es difícil, aunque necesario. Después de la "década distraída" de Bush, los EE.UU. deben, una vez más, "ganar el porvenir". Para ello, deben pasar de la revolución industrial a la revolución tecnoinformativa. Deben enfrentar y resolver los problemas que los retrasan. Un desempleo que rebasa el nueve por ciento de los trabajadores. Un déficit presupuestal gigantesco. En cambio, ganancias para el capital y mercado de valores en ascenso.

Para equilibrar los factores, Obama propone varias medidas que resume en la fórmula renovar-educar-construir. El énfasis de Obama es la educación. Los maestros deben obtener y merecer respeto. No hay excusa para un mal profesor. El buen magisterio es una necesidad nacional. Ningún niño puede o debe quedarse atrás. La base de la educación elemental prepara el acceso a la educación universitaria. Los subsidios que hoy se le dan a los Bancos, deben dársele, ahora, a la educación. Reducir el presupuesto educativo acentuaría el retraso de los EE.UU. respecto a China y la India. Cuyos estudiantes siguen asistiendo, en número y calidad muy grandes, a las universidades norteamericanas. La educación, por último, es el camino que lleva de la revolución industrial a la revolución tecnoinformativa. Reducir la educación es la fórmula del retraso y, a la larga, del desastre. No educar es como volar un avión sin máquina. La ilusión conduce al engaño y el engaño al desastre.

Si subrayo el tema de la educación en el mensaje de Obama es porque ningún otro toca más de cerca la realidad latinoamericana. Renovar y responsabilizar al magisterio, llevar la enseñanza a los lugares apartados de nuestro continente, mejorar la calidad de los estudios universitarios, son temas de los cuales depende nuestro porvenir. Conviene leer con cuidado lo que dice, al respecto, Obama.

Otro tema del presidente norteamericano es el de la generación y empleo de energía. La era del petróleo se cierra y se inicia el tiempo de la energía limpia. Obama espera que en 2050 haya un millón de vehículos eléctricos, y que desde 2035 aumenten notablemente las fuentes de energía limpia --la energía del mañana. Brasil ha entendido esta razón. Ha descubierto petróleo, pero ha privilegiado las formas alternas o limpias de energía. ¿Lo hace, lo hará, México?

Es en el tema de la salud pública donde Obama ha encontrado mayor resistencia. Tema consagrado en las leyes de Europa, aun encuentra oposición en los sectores más reaccionarios de la sociedad norteamericana. La muy ignorante diputada republicana por Minnesota, Michele Bachmann, cree que los primeros colonizadores de los EE.UU., vinieron de África (!). Ahora, rechaza la reforma sanitaria de Obama en nombre de la libertad ciudadana de escoger médicos y hospitales. Olvida que éstos rechazan a quienes más necesitan ayuda, los enfermos terminales y, desde luego, a los ancianos. La ley Obama supera estas injusticias. Bachmann representa al ala más retardataria del Partido Republicano, el "Tea Party". El mismo de Alicia en el país de las maravillas, del sombrerero chiflado y del ratón dormido.

Obama propone una ley de salud que se extienda, sin explotarlos, a los pacientes que lo requieran. Rechaza la fórmula injusta de negar seguro médico debido a condiciones pre-existentes, y pide la abolición de la ley de discriminación homosexual, "don't ask, don't tell", a favor de una libertad plena de preferencias sexuales en las fuerzas armadas.

El mundo ha cambiado, insiste Obama. A veces, a los norteamericanos les cuesta entenderlo. Los EE.UU. perdieron una década auto-congratulándose mientras China y la India crecían y el mundo creaba aeropuertos, carreteras, ferrovías. Hoy, sin perder su estatura, es más, confirmándolo para un nuevo tiempo los EE.UU. deben subrayar su sociedad con el resto del mundo --China, la India, Europa, Japón, Rusia, América Latina--. Los EE.UU. siguen siendo la nación más próspera. Lo seguirá siendo, en la medida en que sepa darle forma a su propio destino, entender la mejor manera de ganarse la vida, re-inventarse, educar, renovar, construir.

Muy detrás de Obama quedan sus críticos republicanos, capturados dentro de un mundo que ya no existe, pero que ellos preservan como bananas impertinentemente eternas.

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