Una de las notas que están sonando estos días por la ciudad, más allá de la deuda de Coahuila y sus contratos apócrifos, la tragedia brutal del casino de Monterrey, y la balacera en las afueras del Corona, ahora resulta que en medio de las desastrosas noticias y las arcas quebradas del gobierno del estado de Coahuila, de los municipios de Gómez Palacio y de Torreón, la novedad es que tenemos un tesorero garante de cada uno de los centavos que pertenecen al erario de Torreón.
Pablo Chávez Rossique, flamante titular de las finanzas torreonenses, está como nunca activo tratando de incrementar los ingresos del municipio, que es una de sus responsabilidades primarias. Aun así, hay que aplaudir que el señor tesorero esté mostrando este tesón en el cumplimiento de su labor.
Hace apenas unas semanas, portando recia cachucha, se apersonó para realizar infracciones a aquellos que violaran las normas concernientes a la operación de los parquímetros.
Luego, siendo escrupuloso en la observancia de las leyes destinadas a normar las atribuciones con las que está dotado el propio Municipio para la captación de recursos, descubrió que existe un apartado que le permite cobrar derecho de traslado de cadáveres, con un monto que no llega a los doscientos pesos por difunto, y tan atento en su misión, dispuso que se hiciera todo lo concerniente para que se cobrara ese derecho.
Vaya, es indudable que el contador Chávez está haciendo ahora escrupulosamente su trabajo, es loable. Urge funcionarios públicos como él, ahora más que nunca, que la sociedad se encuentra más desamparada desde los tiempos de la revolución. La noticia de que a un hotel de lujo le fue privado el suministro de agua potable, por un presunto adeudo millonario, fortalece la hipótesis que realmente están en plan serio en eso de la recaudación y observación del marco jurídico.
Qué bueno que esto esté sucediendo, es cierto que Chávez Rossique es un funcionario designado por el alcalde, por lo que está en primera instancia obligado a seguir las directrices que le marca el presidente Eduardo Olmos; incluso, es manifiesto que el tesorero ha aportado su talento personal para que las cosas marchen mejor. Antes, recibía quejas por su trato adusto, ahora incluso está recibiendo reconocimiento de propios y extraños por los resultados que está mostrando.
Sin embargo, lo que está haciéndolo pulcramente hoy no lo fue hace algunos meses. Si bien el comportamiento parece ejemplar estos días, habría que preguntarse por qué no fue tan activo en sus acciones y declaraciones públicas cuando hicieron todas esas adquisiciones extrañas - por decir algo- de los terrenos aledaños a la hoy demolida presidencia municipal de Torreón. Las informaciones cada vez más consistentes, hablan de que se compraron en precios estratosféricos, para realizar un edificio de 8 pisos, más por deseo del profesor Humberto Moreira que por necesidad - hoy ya anunciado oficialmente que lleva meses y meses de retraso (no hay dinero).
¿Por qué no dijo nada antes cuando Simas ya anunciaba que se precipitaba a la precaria situación monetaria en que está?
Esas son inconsistencias tangibles que en un inicio mostró el tesorero Chávez, que si bien no es responsable directo, sí ha sido parte del equipo que ha realizado todas las acciones.
Urge entonces que el estilo recaudatorio persista como está siendo en la actualidad, so pena de llegar a la plena insolvencia municipal que a ningún torreonense conviene. Lo que se necesita hoy son autoridades fuertes, y el dinero es un requisito fundamental para tenerlas, si Torreón continúa por la línea que está mostrando Chávez, sin duda que su economía será mejor. Pero siempre quedará el dejo del porqué no fue el mismo comportamiento desde el inicio. Sólo él.
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