Carteles de Richard Avedon.
Si la música es el idioma universal, podemos considerar a los Beatles ‘maestros de la lengua’. Empleando sus voces como cincel, los miembros del cuarteto de Liverpool transformaron el rostro del mundo de tan diversas maneras que su presencia rebasa por mucho el ámbito sonoro. Hoy sus álbumes ondean como bandera de una época y forman parte del soundtrack de la vida de varias generaciones.
El lugar está lleno. Entre las charlas y los vasos comienza a escucharse una canción. Por ahí unos pies, por allá unos dedos y más acá alguna cabeza siguen el ritmo sigilosamente. Alguien tararea; es apenas un murmullo que poco a poco se multiplica hasta volverse un audible canto a varias voces. ¿El nombre de la melodía? Here Comes The Sun; o quizá A Hard Day’s Night; tal vez sea Don’t Let Me Down, Love Me Do, Taxman o Penny Lane. Ninguna se parece entre sí, pero cuando cualquiera de ellas -y tantas otras- suena en un bar, pub o taberna en México, Nueva York, Brasil o Japón, la escena es prácticamente la misma.
Inconfundibles. Irrepetibles. John, Paul, George y Ringo generaron una auténtica revolución en la industria de la música. Fueron pioneros en llenar un estadio. Cuatro de sus álbumes se encuentran entre los primeros 10 puestos en la lista de los más grandes discos de toda la Historia. Transformaron la manera de hacer discos y con ellos Inglaterra le arrebató a Estados Unidos el liderazgo como máximo representante del rock y el pop.
La trascendencia de estos británicos rebasó el molde auditivo, pues no sólo convirtieron sus creaciones en un ‘mágico-místico’ laboratorio de experimentación musical, sino que desde su salto a la fama influyeron en todo lo relacionado a la cultura de su tiempo. Innovaron la moda, incursionaron en el cine, inspiraron cientos de libros y la creación de numerosas obras de arte. Más aún, se constituyeron como el indiscutible referente de una época.
En nuestros días los vemos recreados en videojuegos, en espectáculos de Broadway y Las Vegas; las reediciones de sus álbumes rompen récords de venta. Y ¿quién no los conoce? Su nombre vive en la memoria colectiva no como un recuerdo, sino como una presencia cálida y familiar; basta decir Beatles para que a nuestro alrededor se despliegue un universo de armonías vocales, colores brillantes y la esperanza de un mundo en donde “todo lo que necesitas es amor”.
CUATRO TALENTOS, UNA ARMONÍA: COME TOGETHER
Los Beatles surgieron en un momento en que no pocos hablaban del inminente declive del rock. Parecía que la originalidad se había agotado y algunos de los máximos exponentes del género no estaban activos: Buddy Holly había muerto, Chuck Berry purgaba una condena en prisión y Elvis cumplía su servicio militar.
Sin embargo, a partir de Please Please Me (1963) fue evidente que estos chicos tenían una forma auténtica para decir lo ya dicho y sobre todo, algo propio qué expresar. Rompieron con el estigma bajo el cual los grupos debían ser meros intérpretes respaldados por un letrista profesional, al grabar canciones escritas por ellos mismos.
Poco a poco comenzó la alquimia sonora de los llamados Fab Four. Para ello George Martin fue trascendental pues no sólo aportó su experiencia como productor sino que mostró una actitud receptiva a las ideas de los talentosos jóvenes; supo detectar y potenciar sus cualidades, y además su formación en el género clásico fue fundamental al participar como arreglista e intérprete (principalmente de piano) en numerosos temas. Yesterday, A Day In The Life, I Am The Warlus y muchos más no serían lo mismo sin la instrumentación orquestal ideada por él.
El sonido Beatle se transformó en pop en la mejor y más pura de sus acepciones, pues aunque el término se ha devaluado, inicialmente englobaba a la perfección el hipnótico híbrido que lograron estos ingleses, los cuales nunca se estancaron en una zona de confort. “Llevaron el pop hacia caminos inéditos y trascendentes, mezclando aún más elementos como la psicodelia, el entramado barroco, el folk rock, el experimentalismo, los ragas hindúes, el hard y el pop de cámara, entre otros estilos y géneros”, apunta el escritor y crítico Sergio Monsalvo.
Aunque de toda su discografía pueden extraerse ‘clásicos’, la mayoría de los especialistas y seguidores coinciden en que la obra clave para el crecimiento del grupo fue la sexta: Rubber Soul (1965). Aquí el sitar (instrumento de cuerda de origen hindú) se sumó por primera vez en un álbum Beatle. Los 14 tracks mostraban mayor madurez lírica, resultado de la influencia que ejerció en ellos el trato con Bob Dylan. El periodista y escritor Hugo García Michel lo resume: “Aunque ya en el primer álbum tenían un sonido distinto a cualquier artista de la época, Rubber Soul fue el parteaguas de unos Beatles digamos fresas a unos más complejos y revolucionarios”.
Pero además, Rubber Soul marcó un hito para la apariencia de los discos; con él “las cubiertas se elevaron a la calidad de arte dentro del diseño; el concepto, la fotografía, la tipografía, la composición, la inclusión de las letras en las fundas, las portadas dobles, contaron desde de ahí”, explica Monsalvo.
Junto a dicha carátula, son icónicas la psicodélica ilustración a blanco y negro de Revolver (1966); el colorido collage de Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band (1967), que entre muchos personajes incluye a Jung, Poe, Freud y el mismo Dylan; el sorprendente blanco de The Beatles (1968) y la foto donde cruzan el paso de cebra de Abbey Road (1969). Esta última imagen es quizá la más imitada en toda la Historia, y el punto donde fue tomada es tan famoso que el año pasado fue declarado como “lugar de importancia cultural eh histórica” por el gobierno británico...
LEE MÁS. EN LA EDICIÓN IMPRESA DE HOY
El Siglo de Torreón. El Siglo de Todos / Siglo Nuevo. Cada Página un Mundo