El nuevo rostro de El Chanate
El taller El Chanate lleva ocho años de intensa actividad. En 2010 tuvo una transformación que lo ha llevado a conformarse en una asociación civil, generadora de propuestas a través de las cuales los artistas perfilan un nuevo proyecto de desarrollo cultural para la región
No es la primera vez que El Chanate aparece en las páginas de Siglo Nuevo; en una de nuestras primeras ediciones se expuso el trabajo de cada uno de los artistas fundadores del taller, así como el propósito y la relevancia de contar con un proyecto de su categoría. En poco menos de un año, El Chanate ha emprendido un proceso de transformación que amplía su rango de acción y lo integra en el panorama cultural de La Laguna con renovado ímpetu.
Es preciso hacer un esbozo de la historia tras este proyecto. En 2002, con el auspicio del Instituto Coahuilense de Cultura (Icocult), El Chanate arrancó su vuelo. El objetivo: consolidarse como un taller profesional de grabado. El sueño arrancó con un solo maestro y un mínimo de material. No obstante, en un par de años comenzó a rendir frutos: varios alumnos fueron seleccionados en prestigiosos concursos de grabado en México y el extranjero, importantes autores del panorama nacional visitaron su espacio y El Chanate pudo ganarse a pulso un sitio como taller reconocido dentro y fuera del estado.
Con el tiempo este colectivo de creadores adquirió un perfil bien definido con impacto significativo en la cultura local. Para 2009 contaba con 13 miembros y varios aprendices. Sin embargo el cierre por remodelación de su sede en el edificio de Icocult trajo consigo un replanteamiento de propósitos y alcances. La coyuntura fue un cambio positivo.
EN BUSCA DE SU VOCACIÓN
Hasta 2009 ‘los chanates’, exclusivamente dedicados a las artes visuales, habían establecido nexos con un solo segmento de la comunidad y ahora tenían el reto de llegar a una audiencia más amplia. Para ello llevaron a cabo una evaluación del panorama cultural en Torreón a fin de determinar cuál sería el perfil y el papel de El Chanate en ese contexto. Ante la ausencia de escuelas profesionales de arte en la región, el taller buscó en primer lugar posicionarse como un espacio de enseñanza donde se impartieran técnicas artísticas al tiempo que se estimulara el pensamiento crítico mediante eventos culturales diversos.
Miguel Canseco, director del proyecto, comenta que la intención fue replicar a nivel macro lo que ocurre en el estudio de un artista, no sólo lleno de pinturas y pinceles sino también de libros y discos: un lugar en el que cada detalle puede disparar una idea, “como un oasis en el que está lo que te gusta y te anima a trabajar. Queremos que El Chanate se convierta en un estudio colectivo donde los alumnos encuentren información visual, conceptual y técnica, pero sobre todo la compañía de gente con la que sea posible entablar un debate constructivo”. Y agrega: “Ante los problemas que aquejan a nuestra comunidad es preciso sembrar arte; es nuestra trinchera. El fin último es que en El Chanate se respire ese aire de libre pensamiento y creación que nos puede hacer mejores personas”.
Para lograr sus metas, los integrantes del grupo conformaron una asociación civil (El Chanate Artes Visuales, A. C.) y perfilaron sus actividades: enseñanza, promoción artística, producción grafica. Un esquema de acción que busca trascender su vocación inicial para convertirse en una estructura que ayude al desarrollo de las artes y los artistas de la región.
APRENDER ARTE
Patricia Hernández, artista visual y miembro fundador que se ha desempañado en áreas como el grabado, la pintura y el diseño, explica que en principio ‘los chanates’ se plantearon la posibilidad de instaurar diplomados. Luego de analizar los espacios y recursos disponibles, concluyeron que un plan educativo convencional no era lo ideal, al menos no en un primer momento. Así, optaron por continuar el espíritu que ha tenido el taller a lo largo de los años, valorando la instrucción académica pero respetando la individualidad del alumno, sin tratar de meterlo en un esquema prediseñado.
Hernández asevera que en El Chanate los asistentes pueden aprender una técnica, pero lo más importante es que encuentren un modo propio de hacer las cosas y eso sólo se logra con la práctica continua. “La experiencia de los instructores es tan importante como el ingenio de aquéllos que están en proceso de aprendizaje; profesores y asistentes nos ayudamos mutuamente. En resumen, creo que lo más importante que ofrecemos aquí es la experiencia de vida a partir de la participación en proyectos artísticos”, comparte.
Las vertientes tradicionales de las artes visuales son el eje de las actividades educativas de El Chanate. Pero ¿qué pasa con el arte conceptual y los medios alternativos? Al respecto, Canseco indica: “El Chanate está orientado hacia el dibujo, la pintura y el grabado tanto a nivel de enseñanza como en términos de asesoría y desarrollo profesional. Dichas técnicas no han caducado, por el contrario continúan siendo valiosos medios de expresión. Aun así es importante renovarse y ampliar los esquemas de pensamiento pues siempre se corre el riesgo de estancarse. El arte actual genera fuertes cuestionamientos y en ese sentido siempre es bienvenido”.
SUMARSE AL VUELO
Hasta el momento, el ánimo de diversificar sus actividades ha llevado a los integrantes de El Chanate a ofrecer cursos de dibujo de figura humana, grabado y estampación artística, pintura y talleres de arte para niños y adolescentes. También han dictado charlas gratuitas sobre historia del arte y temas de interés general. Igualmente hay un ciclo cinematográfico en donde se exhiben películas de autor que usualmente no llegan al circuito comercial. La asociación civil ha estado además involucrada en actividades sui géneris como subastas, un tianguis cultural y fiestas relacionadas con el arte urbano juvenil y frecuentes eventos de tipo literario.
En suma, quienes conforman este colectivo buscan que El Chanate sea sinónimo del encuentro con la cultura y el arte desde una perspectiva más amable ya que, al ser administrado por artistas, está siempre abierto a propuestas innovadoras y con una vocación permanente de apoyo a las nuevas generaciones.
De sus múltiples propuestas de talleres, tal vez el denominado Academia de arte representa con mayor claridad el espíritu de El Chanate; en éste se imparten clases de dibujo, grabado y pintura de forma simultánea. Todo es opcional: el asistente decide a qué clase entrar, estructura su propio temario y brinca de una técnica a otra acorde a lo que su intuición y aficiones le indican. La idea es generar las condiciones para que se vayan moldeando perfiles artísticos en concordancia con los rasgos distintivos de cada alumno.
El Chanate pasó de ser un sencillo taller a un espacio de enseñanza y ahora crece como un grupo de gestión que ve en el arte un derecho ciudadano, y al cual pretende apoyar a través de exposiciones, eventos culturales, capacitación, asesorías y naturalmente en la producción profesional de grabados. Los ‘chanates’ han salido a volar y siempre resultará interesante seguir el rumbo que toman en las azarosas rutas de la creación artística.
CONTACTO CON EL CHANATE ARTES VISUALES A. C.
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Taller El Chanate