Galardonado. El cineasta mexicano recibió el premio en medio de una gran ovación por parte de los presentes.
Mientras batalla por cargar el pesado premio Golden Eye recibido en el Festival Internacional de Cine de Zúrich, el cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu reacciona pronto cuando se le menciona si acaso lo único que le faltaría es un Oscar. "A mí no me hace falta ningún premio.
No me hace falta el Oscar como tampoco estoy esperando recibir ningún otro premio. Es un halago que alguien reconozca tu trabajo, pero de ninguna manera lo hago pensando en que me entregarán un Oscar".
Dos películas de González han estado nominadas a los máximos premios de Hollywood en la categoría de Mejor Película Extranjera, primero Amores Perros y luego Biutiful, pero no ganó. "Un premio no te cambia como cineasta, así sea un Oscar o cualquier otro galardón", dice para cerrar el tema.
El viernes, en cambio, el Festival de Zurich lo eligió para otorgarle el Golden Eye, el mismo que se le otorgó a Roman Polanski hace un año. "Estoy claro que, aunque es el mismo premio, las motivaciones del jurado fueron diferentes. A Polanski se lo dieron como un homenaje a toda su trayectoria en cine; a mí, en cambio, como un reconocimiento a las películas que he hecho. Polanski podría ser mi padre y es evidente que mi carrera no se compara con la de él".
Vía telefónica desde Zúrich, González Iñárritu cuenta que lo primero que pensó cuando tuvo en sus manos el Golden Eye fue: "Híjole, esta mole de hierro es pesadísima y parece una bomba".
En tono de broma, el director narra: "Yo creo que difícilmente me van a dejar entrar a México con este trofeo. Bueno, primero tengo que ver si puedo cargarlo hasta allá porque realmente pesa mucho. Ya luego, en México, habrá que buscarle un buen lugar para que luzca", reconoce. El Golden Eye es, en efecto, un trofeo atípico: de forma circular, semeja, como su nombre lo dice, un ojo, y a simple vista se ve que tiene pocos lugares de donde asirse.
Ya más en serio, habla de las implicaciones que tiene, para el ego recibir un premio por trayectoria cuando todavía no se tienen ni siquiera 50 años: "Yo espero, y trabajo en ello, que este premio no cambie mi forma de hacer cine. Recibir una ovación de pie en un lugar tan lejano siempre resulta algo muy emocionante por el hecho de que lo recibo como un mexicano cuyo trabajo es bien apreciado", explica.
La fórmula para mantener a raya su ego es, dice, sencilla: "Mi carrera apenas comienza, o eso quiero pensar. Uno no escribe el guión de su carrera cinematográfica, nunca se sabe si mañana harás otra película. Pero desde luego mi obra es pequeña si la comparamos con la de Polanski, por ejemplo. Quiero seguir haciendo muchas películas".
Algo distinto en el futuro
Por cierto, respecto a sus planes, asegura que su siguiente película será "totalmente diferente" a lo que ha hecho anteriormente: "No me gusta quedarme en zonas cómodas. En cuanto siento que algo lo tengo dominado, busco nuevos retos. Eso está sucediendo ahora con los tres proyectos en los que trabajo; todavía no sé cuál saldrá primero, pero sí sé que son distintos a los anteriores".
Un día antes de recibir el premio, González Iñárritu impartió un clase magistral en la que se encontró, además de muchas inquietudes de estudiantes, un tatuaje de Amores perros en el cuello de una admiradora.
"El viernes impartí una clase magistral entre cientos de jóvenes estudiantes de cine, y al final se me acercó una muchacha que me mostró este tatuaje en su cuello. Para mí fue algo extraño, pero también extraordinario, porque aquella primera película que hice ha logrado cierta repercusión en un país tan lejano como Suiza", comenta Alejandro, quien se llevó otra grata sorpresa de ver lleno el auditorio donde impartió la clase.
Cuatro películas conforman su obra
Amores Perros. Se estrenó en 2000, con Gael García, Gustavo Sánchez Parra y Emilio Echevarría; fue nominada a un Oscar.
21 Gramos.Llegó en 2003, con Sean Penn, Naomi Watts y Benicio del Toro; obtuvo dos nominaciones al Oscar .
Babel. Apareció en 2006, con Brad Pitt y Cate Blanchett. Tuvo siete nominaciones al Oscar, una para la mexicana Adriana Barraza, y obtuvo uno.
Biutiful. Se exhibió en 2010, con Javier Bardem, y logró dos nominaciones al Oscar este año.