"No tengáis miedo al mundo, ni al futuro, ni a vuestra debilidad".
Benedicto XVI a los jóvenes
Os mensajes vertidos por el Papa Benedicto XVI en España fueron por demás motivadores para los jóvenes del mundo entero, especialmente para aquéllos que viven sumidos en la desesperanza, la desconfianza y la falta de fe.
La Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que concluyó el domingo en Madrid, tiene un especial significado para cristianos y no cristianos porque se llevó a cabo en momentos sumamente difíciles para la humanidad y en especial para los estudiantes, universitarios y profesionistas que están sedientos de creer y acercarse a Dios, pero sin saber cómo, dónde ni cuándo.
Estas jornadas tienen su origen en 1975 cuando el papa Paulo VI lanzó una convocatoria para reunir a jóvenes en Roma y transmitirles el mensaje de Cristo y de la Iglesia Católica.
Pero fue hasta el año 1985 cuando tomó cuerpo este evento con la presencia e iniciativa del papa Juan Pablo II al llevar a cabo una nueva cruzada de evangelización entre los jóvenes.
En 1995 se realizó en Manila, Filipinas, una de las mayores concentraciones humanas que jamás se recuerde. Cinco millones de personas, en su mayoría estudiantes, asistieron a esta jornada en donde el Papa logró transmitir con su carisma y liderazgo la palabra de Cristo.
De ahí en adelante las Jornadas Mundiales de la Juventud han sido además de exitosas muy concurridas y recordadas por años y años. Aquellos muchachos que han tenido la oportunidad de asistir al menos a una de estas reuniones, guardan un recuerdo gratísimo para toda la vida.
Innumerables conversiones además de vocaciones para sacerdotes y religiosas se han fraguado a lo largo de los siete días que duran las jornadas.
Uno de los mexicanos que estuvo en Madrid nos envió una breve crónica con sus impresiones de los eventos que presidió el Papa. Su nombre es Patricio, tiene 19 años y éste es su escrito:
"El jueves 18 de agosto la capital española se forró de jóvenes de todo el mundo para recibir al Papa. Un millón y medio de peregrinos entusiasmados recorrían las calles de Madrid hasta llegar a la Castellana donde el Vicario de Dios en la tierra daría su primer discurso de la Jornada Mundial de la Juventud.
"El Santo Padre --muy sonriente y con mucha energía-- agradeció a los jóvenes su apoyo y entusiasmo. "Después de la lectura del Santo Evangelio, el Papa hizo mención a la trascendencia de las Sagradas Escrituras y la necesidad de adaptarlas a nuestra propia vida. Dijo que 'a diferencia de nuestras palabras que se las lleva el viento, las enseñanzas de Jesucristo trascienden todo, especialmente el tiempo'.
"El viernes regresó el Papa a esta misma plaza para celebrar el Vía Crucis con mucha serenidad y espíritu de penitencia. Durante toda la ceremonia los jóvenes imitaron al Papa en su recogimiento y dirigieron sus oraciones a Dios.
"Un día después, la vigilia y adoración eucarística tuvieron lugar en el aeródromo de Cuatro Vientos a las afueras de Madrid. La gente comenzó a llegar al medio día para reservar lugar. El intenso calor y la falta de agua causaron que muchas personas se desmayaran.
"Sin embargo, la gente estaba dispuesta a sacrificarse para acompañar al Romano Pontífice. Minutos después de que llegara el Papa, empezó a llover y los organizadores temían que se suspendiera la vigilia. "Pero los jóvenes adquirieron más fuerza y ganas de seguir con el Papa y comenzaron a lanzar fuertes gritos de 'viva el Papa' y 'ésta es la Juventud del Papa'. Enseguida Benedicto XVI tomó el micrófono y lleno de gozo y alegría dijo que estaba muy feliz de estar con los jóvenes y ser testigo del bello futuro de la Iglesia.
"A la mañana siguiente, antes de comenzar la Santa Misa, el Santo Padre confesó a los jóvenes que estaba muy orgulloso de todos ellos en especial por su comportamiento durante la noche anterior.
"El mensaje final del Papa, durante la homilía, fue que lleváramos a Cristo a nuestras comunidades y ambientes sociales y profesionales y compartamos el gozo de haber presenciado la Iglesia universal. Concluyó con el lema de la JMJ: "juntos con Cristo, firmes en la fe".
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