"Justicia es el medio por el cual las injusticias establecidas se sancionan".
Anatole France
La Constitución nos otorga a los mexicanos la presunción de inocencia. El Artículo 20 establece, efectivamente, que toda persona imputada tendrá derecho a que se presuma su inocencia mientras no se dicte una sentencia en su contra por un juez.
La realidad, sin embargo, es otra muy distinta. Miles de mexicanos son detenidos y encarcelados antes de ser juzgados a través de la llamada prisión preventiva. Pero eso no es lo peor. La película Presunto Culpable que hoy se estrena en México nos demuestra que, incluso en aquellos casos en que hay pruebas claras de la inocencia de un acusado, éste es castigado a menos de que tenga dinero o atención de los medios.
Roberto Hernández y Layda Negrete, dos abogados que con anterioridad nos dieron el documental El Túnel, han producido ahora Presunto Culpable. Es la historia de José Antonio Zúñiga, un personaje de la vida real, tianguista de Iztapalapa, detenido y acusado de un homicidio que no cometió.
El que piensa que en México "El que nada debe nada teme" se enfrentará en Presunto Culpable a una realidad radicalmente distinta. De nada sirve que todas las pruebas ratifiquen la inocencia del acusado. El sistema de justicia de nuestro país es una simple fábrica de culpables.
Toño, el protagonista de la cinta, es supuestamente detenido en flagrancia después de un homicidio. En realidad la detención se lleva a cabo un día después de los hechos. A Toño lo señala un testigo, aparentemente presionado por policías judiciales, el cual se contradice en sus declaraciones.
Las pruebas de pólvora comprueban que el acusado no disparó el arma asesina. Numerosos testigos lo ubican en su puesto comercial, a considerable distancia del lugar de los hechos, en el momento del homicidio. En un real sistema de derecho Toño habría quedado en libertad en automático. En México, sin embargo, dicen los propios reclusos, si alguien te ha señalado, por muy dudoso que sea el testimonio, estás ya condenado. Lo único que puedes lograr es una condena menor a la máxima.
Toño es condenado a 20 años de cárcel y la sentencia es después ratificada por un tribunal de apelación. El caso llega a la atención de Layda Negrete y Roberto Hernández cuando ya no queda más recurso que el amparo. Por un simple accidente técnico, por el hecho de que su abogado tenía una cédula profesional falsificada, un tribunal colegiado le concede el amparo y empieza de nuevo el juicio por homicidio. Negrete y Hernández consiguen permiso para filmar el juicio y para entrar al presidio en que se encuentra Toño. Esto cambia las cosas.
En la mayoría de los juicios de nuestro país los jueces ni siquiera se molestan en presentarse en las audiencias. Son los secretarios y auxiliares los que llevan el juicio. Gracias a la presencia de las cámaras, esta vez sí hubo una atención personal del juez. La fuerza de las pruebas venció en el nuevo juicio a la inercia de los juzgados.
Presunto culpable es un documento muy importante para conocer la realidad del sistema de justicia -o de injusticia- de nuestro país. La película ha contado con la participación de cineastas como el director británico Geoffrey Smith, que le han dado una gran calidad cinematográfica y le han permitido ganar varios reconocimientos internacionales. Pero se trata, sobre todo, de una denuncia de fondo. Cualquiera de nosotros, después de todo, puede caer en ese sistema que castiga antes de juzgar y lo hace incluso después que alguien comprueba su inocencia.
El Senado ha elegido ya al nuevo ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Se trata de Jorge Pardo. Se trata de un especialista con larga trayectoria en el Poder Judicial. Esto es positivo. Pero sigue siendo lamentable que el proceso de selección siga siendo político y requiriendo acuerdos entre los partidos. Deberíamos tener un sistema que realmente busque a los mejores juristas del país.