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El PRI ¿detestable?

GILBERTO SERNA

La primera vez que se atrevió a opinar, le fue como dicen les va a quien asiste a una feria. No ha aprendido, en todo ese tiempo, a mantenerse ocupado con las musas y su vocación literaria. En tiempos en que aquí en México gobernaba un partido político distinto al de ahora, con un Presidente de la República que se esmeraba, sin conseguirlo, en parecerse a Iván el Terrible, el escritor Mario Vargas Llosa hizo un comentario audaz asegurando que en este país existía una "dictablanda"o dictadura perfecta, lo que motivó que se le declarara persona non grata mandándolo literalmente a volar, en avión de línea. Lo enviaron al aeropuerto, sin más ni más, acompañado de elementos uniformados. Su pecado, si es que lo es, el haber declarado que en México existía una dictadura sui géneris. Eso hizo estallar en cólera a Carlos Salinas de Gortari que al parecer no le gustaba que le dijeran déspota y menos que saliera de los labios de un extranjero. Se le acusó de entrometerse en los asuntos políticos de nuestro país, aplicándose la facultad exclusiva del Ejecutivo de hacerlo abandonar el territorio nacional, ipso facto, o sea inmediatamente luego y sin necesidad de juicio previo, por considerar inconveniente su permanencia entre nosotros. Antes se decía de una presencia perniciosa o indeseable, que con el tiempo se suavizó para designársele como inconveniente, tal como aparece actualmente dentro de nuestro texto constitucional.

Esta vez, con la pelliza de laureado Premio Nobel de Literatura el escritor volvió por sus fueros, sumergiéndose, por segunda ocasión, en las procelosas aguas de la vida política mexicana. Esta vez enderezando sus baterías contra el Partido Revolucionario Institucional, PRI al que de buenas a primeras o a segundas calificó de detestado y detestable, asegurando que el fracaso estrepitoso de la guerra emprendida por el gobierno en contra del narcotráfico le abre al PRI las puertas de la Presidencia.

Luego, tras lo anterior, señala tener la impresión de que los cárteles del narcotráfico van ganando. Si de lo que se trataba era juzgar al gobierno no podía haber dicho más para ganarse otro boleto de ida sin vuelta a su solar nativo. Vivimos tiempos difíciles. Sin embargo, nada autoriza a un hombre de reconocida capacidad intelectual, por más que pudiera acompañarle la razón, que en este caso no la tiene, de hacer cera y pabilo de nuestra situación interna sin conocer a fondo los pormenores del caso. Es relativamente sencillo lanzar acusaciones infundadas, basado en lo que le llega a su patria de oídas. Si acaso, se le concede el derecho ha estar desinformado o informado parcialmente de una situación que aqueja a toda una nación y que lacera en lo más profundo de su ser a la mayoría de sus habitantes.

Quizá no haya sido su intención, en ese análisis que hizo del partido político que menciona, lastimando a quienes lo integran, pero lo cierto es que calificarlo de detestable es desconocer los beneficios que ese instituto político le trajo a un pueblo desgarrado que le abría el apetito a poderosas naciones que sopesaban la posibilidad de devorarlo.

En efecto, sin medir sus palabras que con gran estilo y elegancia maneja en la que es su mejor novela "La ciudad de los perros" decirle detestable a alguien es motejarlo de execrable, de aborrecible, de odioso, de vituperable, de repugnante, atroz, infame y despreciable. El PRI le dio, en su momento, estabilidad al país; negarlo es pretender tapar el sol con un dedo. No voy a enumerar caso por caso, en que el México nuestro ya que sería prolijo hacerlo en tan poco espacio. Tan equivocado está es que dejarse impresionar por un espectáculo mediático en donde no hay vencidos ni vencedores concluir que si, es adelantarse a los acontecimientos. Que no hable de fracaso el que no hace nada, sólo fracasa el que está intentando hacer las cosas.

Bien, es natural que haya opiniones diversas y por lo común dispares. Aun dentro de nosotros mismos. Lo que demuestra que cada cabeza es un mundo. Hay quienes están conformes en que se combata el crimen con la fuerza de las armas como hay quienes alientan la idea de que se pacte con el enemigo. Muchos quisieran que las cosas terminaran antes de empezar. Para nuestro infortunio eso no es posible. Quizá esas ideas que maneja sean el resultado de confundir personajes que han venido merodeando dentro del partido, mas no debemos sacar conclusiones del quehacer de unos cuantos ya que en un balance total hay personajes valiosos que le han dado lustre a ese instituto político. Una pandilla de truhanes no es un todo. Es por eso que me parece exagerado que se haga un balance que ofende seguramente a los priistas de corazón. Bienvenida una crítica mesurada que no tenga ribetes sensacionalistas. En fin, el Premio Nobel puede decir lo que quiera y como quiera, por algo es el premiado con un galardón de talla internacional; lo importante es lo que al respecto diga el pueblo de México.

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