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El primer amor

El hijo y la madre se comunican a través de circuitos neurohormonales

El primer amor

El primer amor

Miriam Barker

¿Somos deseados?, ¿me han amado?, ¿me siento amado o amada?, son cuestionamientos de vida que forman la base de nuestra personalidad. Todo empieza desde antes del nacimiento. Antes de continuar las líneas, es importante reflexionar…todos y cada uno de nosotros que somos un milagro de la vida, somos deseados a partir del momento que la naturaleza nos permitió formarnos, desarrollarnos y nacer, no hay un solo ser que no haya sido deseado consciente o inconscientemente. A partir de esta premisa, el amor se convierte en base fundamental para delinear quienes seremos y hacia donde nos dirigiremos.

La comunicación intrauterina, refiriéndonos a la comunicación directa y estrecha de la madre con su hijo durante su vientre ha sido investigada durante décadas. Las aportaciones se enfocan en que la vida emocional inicia desde el vientre, y la comunicación madre e hijo desde los primeros meses de vida. Aún cuando aparentemente el bebé no escucha a la madre hasta el sexto mes de gestación, la comunicación y transmisión de emociones empieza a través de circuitos neurohormonales (refiriéndonos a sustancias como la adrenalina, noradrenalina, serotonina, oxitocina, etc., producidas por las glándulas del organismo y, que al atravesar la placenta, pueden afectar al niño intauterno); estos circuitos neurohormonales que relacionan a la madre con el niño no nacido, sustentan las investigaciones acerca de que la personalidad puede ser predestinada a ciertos rasgos de personalidad o predisposición a la depresión y ansiedad. Esto no quiere decir que el bebé y la madre comparten el mismo cerebro, cada uno tiene un aparato autónomo, sin embargo a partir de los enlace neurohormonales son vitalmente importantes para constituir el primer canal de comunicación entre ambos y lograr sostener un diálogo emocional.

El diálogo

Por sensaciones reales el diálogo es dirigido, las cuales relacionamos con la ansiedad, depresión y miedo; la mujer al ser inundada de alguna de estas, su SNA (Sistema Nervioso Autónomo), el hipotálamo y sus sistema endocrino se encargan de transmitir las sensaciones por el torrente sanguíneo modificando su química corporal, y en última instancia la del bebé intrauterino. De esta forma, es sensible a los miedos y tristezas más profundas, sin embargo hay que comprender que también es un ser flexible y que logra entender a su mamá.

El amor

Es fundamental en la historia del desarrollo y formación, a pesar de que el amor no se puede catalogar directamente con alguna sustancia específica, pero sí al placer, el cual inunda a una mujer embarazada y le permitirá la aceptación de los cambios que implicará el nuevo ser en su vida. Sin embargo ¿hay límite para esto?, No, ya que el ser en crecimiento requiere de la atención continua y constante de su crecimiento que implica el cuidado de la madre. Podremos hablar de límites a lo largo de su crecimiento como parte de su formación como persona, sin embargo como todo en la vida es importante dar su tiempo y espacio para cada etapa.

La sobreprotección

En cuanto a la sobreprotección es una agresión que limita el crecimiento y despliega el mensaje que el mundo es amenazante, y aunque a veces lo parezca, la realidad es que el ambiente que lo acogerá estará lleno de amor y no tendrá nada de que preocuparse. Por ello, la comunicación madre e hijo no se produce automáticamente, para que funcione, es preciso el amor hacia el niño y comprensión de los propios sentimientos.

Fuente: Eva Eloísa Albores Zatarain, Psicóloga Clínica.

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